La cueva de Tito Bustillo y el centro de arte rupestre asociado iniciaron ayer una nueva etapa. A la apertura de la temporada más larga de los últimos años en la gruta riosellana (quince días más que el año pasado y un mes más que en 2015) se suma la inauguración de dos nuevas salas en el equipamiento. Una de ellas, reservada hasta ahora a los talleres, se ha dedicado a la talla lítica, con el material que se exhibía en el aula didáctica situada en el recibidor de la propia cueva. En la otra, avanzado el recorrido por la exposición permanente, se han instalado varios juegos digitales que harán las delicias de grandes y pequeños.

La nueva temporada se estrenó con la cueva riosellana en el trono del arte rupestre, al menos para los visitantes. El mallorquín Jaume Deyá, arqueólogo y espeleólogo, accedió a la gruta ayer por primera vez y destacó que se trata de "la más emblemática. Queríamos visitar lugares de interés arqueológico y esta es la primera que sale siempre", explicó el visitante, quien además alabó la buena conservación de la cueva y el cupo máximo. Los vigueses Josefa Fernández, Rodrigo Blanco y sus hijos Roi y André también disfrutaron de "una de las cuevas principales" del arte rupestre de la cornisa. Ellos concluyeron en Ribadesella la ruta desde Altamira y El Soplao y calificaron Tito Bustillo de "extraordinaria".

En cuanto a las nuevas salas, la de la talla lítica fue descrita ayer por el arqueólogo del Museo Arqueológico de Asturias, César García de Castro, quien explicó que las piezas exhibidas son réplicas, pero elaboradas a partir de materiales naturales (piedra y hueso) con las mismas técnicas que usaron los hombres de la Prehistoria. Esto es, no hay ninguna de fibra sintética, aunque tampoco ninguna original. El arqueólogo recorrió las diferentes vitrinas de la sala, acompañadas de paneles explicativos, hasta concluir en la zona en la que se impartirán las actividades didácticas.

En la otra sala el visitante podrá disfrutar de varios juegos digitales, poniendo en práctica sus conocimientos sobre el arte rupestre en distintas pantallas táctiles; comprobar si reconoce los útiles del Paleolítico en una mesa interactiva o pintar con las manos en un panel táctil de grandes dimensiones, como si de la pared de una cueva se tratase. El juego de espejos que convierte a quien se pone delante en un habitante de la cueva durante la Prehistoria será una de las grandes atracciones de esta sala.