Un arreglo de "La notte" de Vivaldi para veintinueve tubas y un saxofonista de excepción en un auditorio igualmente especial, la Cuevona de Ardines. Será uno de los vídeos del "Keep in Touch Tuba Project", un proyecto liderado por el profesor Alfonso Mollá, del Conservatorio Superior de Música de Asturias, quien busca emplazamientos singulares para grabar estas piezas, en las que cuenta con el conocimiento técnico de Miguel Ángel Fernández y de René de Coupaud en la realización de vídeo y audio. Han hecho varios cortos en los espacios de Laboral de Gijón y aseguran que la experiencia en la Cuevona ha ido "muy bien, fantástica", describe Mollá, quien nunca había entrado en la gruta. "La sonoridad me encanta, la cueva tiene unas paredes rugosas y desiguales que le da una resonancia muy bonita", explica el músico. Sólo una pega: que hace frío, comenta divertido, pues la grabación se hizo en la segunda quincena de febrero, cuando dispone de más tiempo.

Ha sido la primera vez que una actuación del proyecto se graba en una cueva y para Mollá "el impacto visual es impresionante. Cualquier cosa que pongas allí queda bonita", expone antes de reconocer que en otros emplazamientos lo han pasado mal por el sonido o por la música.

"Si la acústica es demasiado viva es difícil, porque cuando se forma una bola de sonido cuesta hacer cosas rápidas. En la Cuevona de Ardines estuvimos muy a gusto", añade. Interpretar música en este entorno es, describe Mollá, "un arte escénica. El marco ayuda mucho y te pone en situación".

Las tubas estuvieron acompañadas por Andreas Prittwitz, quien tocó junto a Víctor Manuel, Ana Belén, Miguel Ríos y Joaquín Sabina, entre otros, un músico "muy bueno en improvisación, que está a gusto con cualquier estética".

El vídeo, que estará listo en menos de un mes, ha sido posible "gracias a la generosa colaboración" del Gobierno regional, del Ayuntamiento de Ribadesella y del resto de personas que, desde decorar la cueva hasta la producción del vídeo, pusieron su granito.