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Pedro García Rama, pasión por la caza

Nacido en el Pozu los Llobos y undécimo en una familia de catorce hermanos, es pintor de brocha gorda y cría desde los 15 años perros de rastro

Pedro García Rama. J. M. CARBAJAL

Le apasionan los perros de rastro y el mundo de la caza al jabalí, por eso lleva, desde que contaba 15 años, cuando empezó a descubrir esa actividad de la mano de "Alvarín, el de Llerandi", dedicado a las monterías en buena parte de los cotos del Oriente. Ahora, camino de los 47 años -los cumplirá el jueves 9-, sigue criando canes de raza astur-cántabra y desencamando suidos por numerosos terrenos cinegéticos.

Pedro García Rama, oriundo del barrio del Pozu los Llobos, a la salida de la ciudad canguesa hacia Covadonga, undécimo de catorce hermanos, estudió hasta tercero en la escuela Vázquez de Mella. La modestia de su familia propició que dejase los libros para labrarse un futuro en el gremio de los pintores de brocha gorda, siguiendo los pasos de algunos hermanos mayores.

"Mi primer trabajo de aprendiz de pintor fue en los bancos del parque municipal", recuerda "Pedro, el del Pozu los Llobos", toda vez que le contrató "Lando" Poo. Tenía 14 años. Tiempo después, con 17, se unió a sus hermanos Angelón y Ricardo para trabajar juntos como pintores. En enero de 1988 fue llamado a filas y destinado al cuartel de Especialistas del Aire "Virgen del Camino", en la provincia de León.

Había hecho sus pinitos como ayudante de cocina, cuando estudiaba, en un bar cangués. Aquellas nociones le vinieron bien en "la mili", pues acabó apuntándose para atender los fogones de la tropa, "unos 1.700 soldados", recuerda. Los permisos -cada quince días en el cuartel le daban una semana de descanso- eran aprovechados para seguir currando como pintor con sus hermanos.

Licenciado a principios de 1989, se reincorporó nuevamente al tajo de pintor con Angelón y Ricardo. Pero, allá por 1994, decidió independizarse y empezar a moverse por su cuenta. Y, desde entonces, permanece en esa misma situación de autónomo, prestando servicios por el Oriente. Eso sí, también compatibiliza esa actividad, cuando la ocasión lo requiere, con algunas tareas esporádicas y concretas en el gremio de la construcción, siempre en la comarca de los Picos de Europa.

Se sintió atraído por la caza a los 18 años, cuando se metió en una cuadrilla de Covadonga. "En mi primera cacería acabe todas las balas, pero no maté nada", rememora. Punto y aparte fue el año 1991, cuando fue cofundador del coto La Parraguesa de Caza, actualmente presidido por Gaby García, y que aglutina terrenos cinegéticos asentados en términos municipales de Cangas y de Parres. "Debo llevar abatidos alrededor de 120 jabalíes en ese coto durante todos estos años de cazador", indica.

Ahora bien, lo que le satisface, más que cazar jabalíes, es desencamar suidos con sus perros (terna de machos), "para que otros cazadores los maten", asevera. Casi veinticuatro temporadas las ha dedicado a esos menesteres de montero -se le considera uno de los mejores del Oriente-. "Hago una media de sesenta monterías por año con mis perros", dice Pedro, quien añade: "más de una docena de perros criados por mí andan repartidos en monterías por cotos de Asturias".

Ante la polémica del lobo y los daños a la ganadería de la zona, García Rama apuesta por que "el lobo sea declarado especie cinegética en Asturias, tal como en las comunidades autónomas limítrofes". Pero puntualiza que, de adoptarse esa medida por parte de la Administración, no todo sería un camino de rosas, ya que "los titulares de los cotos pasarían a correr con los daños ocasionados por los lobos a las cabañas ganaderas, algo que para muchas sociedades de cazadores seria inasumible económicamente".

También fue de los pioneros en la práctica y promoción de los deportes rurales en el Oriente, ya que en los noventa formó parte del equipo "Los Serranos", junto a "Pepe, el de Teleña", Monchu Cuenco, Miguel Ángel "el de Nieda", Ramón "el de Cardes" y Roge, Angelón y Mariano García Rama. Triunfaron en infinidad de competiciones, tanto en tiro de cuerda como en carreras de lecheres, corta de troncos y demás especialidades. "Estuvimos cuatro años seguidos invictos. Lo ganábamos todo", comenta.

Asimismo, la pesca del salmón tiene grato recuerdo para él. Durante casi un lustro se dedicó a esa actividad, junto a un reducido grupo de expertos ribereños, como "El Marqués", Cuco Mori y José "el de la Rula". Su mejor campaña salmonera fueron doce ejemplares, ocho en el Cares, incluso ayudó a José Manuel Mori con el campanu de Asturias que echó a tierra en Tempranes, en el Sella. La pasada temporada acudió muy poco al río y encima sin fortuna: "se me soltaron tres, vistos, a mosca", dice.

Casado hace 25 años con Maximina Otero Pérez, "Maxy", oriunda del Puente Romano, tienen una pareja: Celia (22 años) y Pedro (15 años). Este lleva en los genes la pasión por la caza al jabalí, pues ésta finalizada temporada cinegética 2016/17 se "estrenó" con dos ejemplares abatidos. Algo normal para el joven tirador, teniendo en cuenta la dilatada experiencia de su progenitor en esa materia, por lo que no podría tener mejor "maestro" en casa.

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