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Curro con premio en Cangas

"Tina, la de la Pina" y "la carterina de Ixena" reciben un reconocimiento del Ayuntamiento por su trayectoria laboral

Celestina Sánchez, en su casa junto al puente "romano" cangués. C. CORTE

Celestina Sánchez Sánchez, más conocida como "Tina la de la Pina", y Rosa María García Martínez, "la carterina de Ixena", no se conocen pero guardan una particularidad en común: el amor por el trabajo bien hecho. Su trayectoria vital y laboral ha sido reconocida por el Ayuntamiento de Cangas de Onís, que mañana al mediodía les rinde un homenaje en la Casa de Cultura.

Tina la de la Pina es, a sus 70 años, una trabajadora infatigable que no quiere ni oír hablar de jubilarse. "Me tratan muy bien. Estoy a gusto. ¿Qué iba a hacer en casa metida todo el día?", reflexiona la mujer, que empezó hace 52 años como empleada del hogar en Casa Graciano, donde continúa su labor. La casa de Regina la del Barato, la carnicería del Rubio, la Farmacia de Cinos o la casa de Herminio y Feli en Contranquil que ahora está en manos de su hijo Alfonso son otros de sus destinos, a los que suma tres pisos en Oviedo. La homenajeada nació en Sirviella (Onís), donde siempre que puede se escapa para disfrutar de una comida con alguno de sus seis hijos - Miren, Luisín, Genoveva, Mari Pili, Julio y Santiago- y con sus cinco nietas. Tina, que a las cinco y veinte de la mañana ya está en pie para trabajar, guarda un recuerdo especial de su marido, el fallecido "Nini de la Pina", con el que se instaló durante cuatro años en Alemania para trabajar en una fábrica textil. Sánchez se muestra "contentísima" con el reconocimiento y lamenta la dificultad que las mujeres padecen en la actualidad para encontrar un buen trabajo.

Igual de agradecida con el homenaje se encuentra García, jubilada de Correos desde hace cuatro años. Rosa tenía 19 años cuando su padre, el cartero de Ixena, falleció de forma repentina. Ella tomó el relevo de forma provisional mientras preparaba las oposiciones a Correos y cuidaba de su madre y del ganado. "Fue una época dura porque hacía el recorrido hasta Corao a pie, echaba todo el día y comía de bocadillo", asegura la homenajeada, que llevaba el reparto de cartas de Samartín de Grazanes, Beceña, Cuerres, Llenín, Táranu, Villaverde, Labra o Santianes de Ola, entre otras localidades canguesas.

"Cuando cumplí los 21 años la cosa mejoró porque pude sacar el carné e ir a trabajar en un 600 amarillo", explica. Entonces conoció al llanisco Ángel Traviesa, ya fallecido, con el que tuvo tres hijos: Silvia, Manuel y Covadonga, todos ellos dedicados a la ganadería. "Me hubiera gustado que siguieran con mi oficio pero ninguno quiso", explica la mujer, que revela que una de las épocas en que acumuló mayor trabajo fue con el "boom" de las casas rurales "porque la reserva se hacía por correo".

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