Se fundó en el siglo XIII pero nunca deja de sorprender. Ribadesella estrenó ayer la temporada de visitas guiadas con gran éxito entre los grupos completos y encantados con las explicaciones que el guía turístico Emilio Ureta les ofreció sobre la rula, el casco antiguo y el puerto pesquero.
Con abundante presencia de visitantes madrileños (debido a que hoy es festivo en la comunidad) la mayor parte no conocían la villa riosellana y todos se sumergieron en su parte más antigua, la que nació "condicionado por el agua del Sella y arrinconado contra dos cerros", el Corveru y la Cuesta Vieja, como describió Ureta ante las quince personas que llenaron el grupo del mediodía. Les habló, además, del "ensanche" que vivió Ribadesella a finales del siglo XIX, soportado en la calle Comercio y en la Gran Vía de Agustín Argüelles, donde el guía llamó la atención sobre la "anchura y el trazado ortogonal". En cuanto a los edificios, Ureta apunto a la altura de las casas propias de esta zona, con una altura considerable en comparación con la tendencia anterior y también "muy luminosas", una característica de la época.
La "modernidad" llegó a Ribadesella, villa de pescadores hasta el momento, entre finales del siglo XIX y principios del XX y de 1908 es el primer hotel de la villa, el Marina. La plaza Nueva también habla del "centro de la nueva villa moderna", así como el Casino representa el "club social, la Casa de Cultura de la época", como indicó el guía riosellano a su atento público. Además del ensanche los visitantes conocieron el barrio de El Portiellu y su origen rural, el Ayuntamiento en la plaza de la Reina María Cristina y las pinturas de la iglesia Santa María de Magdalena, realizadas por los hermanos Uría Aza y calificadas por Ureta como un "tesoro" dentro del templo, el "premio" al finalizar la visita.
Organizadas por el Ayuntamiento, las visitas son gratuitas y requieren inscripción previa en la Oficina municipal de Turismo (número de teléfono 985860038). Durante este mes recorrerán, además, los edificios más señalados de la arquitectura indiana y las huellas de dinosaurios, ambos en la playa de Santa Marina.
