Cayeron uno por uno, hasta doce, en la plaza del Ayuntamiento de Piloña por denunciar un pucherazo electoral. Los muertos el 30 de abril de 1903 no volvieron a levantarse, pero quienes ayer recrearon la tragedia pudieron incorporarse para gritar "¡no al pucherazo!", "¡no a los caciques!" y dar un sí a la libertad democrática.

Más de una treintena de personas regresaron más de un siglo atrás para reivindicar este negro capítulo de la memoria histórica local. Las fuerzas del orden abrieron fuego contra quienes se manifestaban frente al Ayuntamiento contra un pucherazo electoral, dejando doce muertos y casi medio centenar de heridos de bala. Manuel Uría, el candidato liberal, fue la víctima del amaño electoral y ayer estuvo representado por partida doble.

De un lado el piloñés Manuel Valiente, quien interpretó al diputado, y del otro sus descendientes. Casilda y Consuelo Riu son biznietas del político, Breza Cechini es tataranieta y la saga aún continúa, pues acudió con su hijo, Eduardo Delgado, de catorce meses. "Me gustó mucho, fue muy emotivo", explicó Cechini sobre una recreación histórica realmente sentida. Los manifestantes caminaron desde la plaza del Ganáu hasta la del Ayuntamiento, donde se desplomaron al tiempo que una mujer leía sus nombres. Entre los actores, algunos profesionales como Inma Rodríguez y otros improvisados, como el diputado por Podemos en el parlamento asturiano Emilio León, quien lamentó que en la actualidad sigan sin tenerse en cuenta las medidas demandadas en lo referente a la participación ciudadana. León se mostró "del lado de la memoria histórica" y añadió: "cuando el pueblo decide recordar, hay que estar a su lado".

El líder de Podemos Asturies no era el único representante político presente en la recreación, que sin embargo no se convocó con ánimo partidista, como aclaró Manuel Valiente (en el papel de Manuel Uría) al principio del acto.

Fue un acto ciudadano al que también asistieron descendientes de algunos de los fallecidos, como el caso de Marta Pérez, nieta de Manuel Pérez, quien "tenía 45 años cuando murió. Lo que no sé es si cayó por el camino o aquí en la plaza del Ayuntamiento". Los recuerdos fueron amargos ayer, pero las voces se levantaron para honrar a quienes perdieron la vida por no estar de acuerdo con el poder. María Teresa Villa también estuvo presente para recordar a su abuelo, Manuel Elvira, de Argandenes. Lo hizo junto a las nietas de éste (Carmen Rodríguez y María Teresa Alonso) y una biznieta, Elena Alonso.

La iniciativa partió de un grupo de vecinos, que contaron con el apoyo de profesionales del mundo del teatro y también de asociaciones locales como la del Roblón de Coya. La intención es convertir la recreación en un homenaje anual.