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Pilar Martínez, una vida entre libros

"Pili, la de la Biblioteca" estuvo 37 años al frente del departamento del que deriva el apodo y lleva dos de encargada de la Oficina de Consumo

Pilar Martínez, en la Oficina de Consumo de Cangas. J. M. CARBAJAL

Pilar Martínez González, 58 años de edad, natural del barrio de Parisana, situado a la salida de Cangas de Onís, en dirección a Covadonga, ha desarrollado casi toda su actividad laboral entre libros. Fue durante 37 ejercicios responsable de la Biblioteca municipal "Santa Cruz", aunque, en la actualidad, desde hace sólo dos años, presta servicios como encargada de la Oficina municipal de Consumo, localizada en la avenida Constantino González.

Estudió en la Escuela Pública Vázquez de Mella y también en el Instituto Rey Pelayo, donde cursó la rama de Letras. Nada más culminar la Secundaria recibió una llamada del entonces alcalde de Cangas de Onís, Luis Prada Vicente, para interesarse sobre su futuro laboral. La citación tuvo lugar un 28 de diciembre de 1977, una fecha que no resultó una inocentada, para nada, pues, el regidor, le propuso trabajar de bibliotecaria. Dicho y hecho: el 1 de enero de 1978 estampó su rúbrica como empleada del Ayuntamiento y ahí continúa.

A punto de cumplir cuatro décadas como laboral -que no funcionaria-, será homenajeada por el colectivo de trabajadores municipales y funcionarios el próximo viernes 19, en el transcurso del almuerzo-espicha de Santa Rita de Casia, patrona de los funcionarios, en la finca Villamaría. "Tengo que decir que fui la primera mujer que trabajó, oficialmente, para el Ayuntamiento", aseveró .

Su primer centro de trabajo como bibliotecaria fue en el inmueble Palaciu Pintu, donde actualmente se localiza la Agencia Tributaria, en cuyos soportales tienen lugar el mercado semanal de Cangas de Onís. Realizó todos los cursillos de preparación que organizó en su época la Consejería de turno. "Cuando comencé todos los libros estaban encima de las mesas, algunos de mucho valor. Los catalogué y, al terminar, llegó una orden de Oviedo para hacer una nueva clasificación de los tomos. Por lo tanto, vuelta a empezar hasta la definitiva catalogación CDU", explica la veterana trabajadora. Después de 7 años en el Palaciu Pintu recibió la petición del Ayuntamiento para que embalase todos los volúmenes para llevarlos al edificio Camila Beceña, donde está ahora mismo el Hogar del Jubilado "Bella Vista". Se trataba de una ubicación provisional, ya que todo quedaba a expensas de la puesta en marcha de la Casa de Cultura, tras el pertinente proyecto de reforma integral de la antigua cárcel del Partido Judicial.

Aquella estancia "provisional" acabó dilatándose 13 años, dado que la flamante Casa de Cultura no se inauguró hasta entrada la segunda mitad de los noventa del siglo pasado, siendo presidente del Principado Sergio Marqués y alcalde Miguel Ángel Villoria, aunque las obras fueron ejecutadas, salvo los accesos, durante el mandato del regidor socialista Alfredo García Álvarez. Los primeros ocho meses estuvo sola en el nuevo local, pues, en aquel momento, no se había convocado la plaza de director.

"Ya era todo muy distinto a cuando había comenzado. Ahora tocaba informatizar todos los libros. Pensaba que me jubilaría allí, pero no. La salud no me dejó. Tengo reconocida una incapacidad del 48 por ciento. El coger libros pesados, cajas... con los años te pasa factura", aseveró "Pili, la de la Biblioteca", como la conoce casi todo el mundo en Cangas de Onís. Nada menos que 17 años se mantuvo al frente de la Biblioteca "Santa Cruz" en la Casa de Cultura. "De la Sección de Bibliotecas de Oviedo, nunca recibí ni una queja durante todos esos años como bibliotecaria", puntualiza".

A causa de su problema de discapacidad, Pili acabó siendo desplazada a la Oficina de Consumo, en la que sigue, en éste nuevo cometido atendiendo las quejas y denuncias de los consumidores. "Hay muchas quejas sobre telefonía móvil, talleres de reparaciones de coches y facturas de empresas de electricidad", dice. Atrás, en el recuerdo, quedan aquellos dieciocho meses en los que llevó el Catastro, dado que la persona encargada del mismo se había tenido que marchar a cumplir el servicio militar.

Hubo otros periodos en los que Pili Martínez -hija de Eduardo "el Carteru", de quien heredó la afición a la lectura y al cine- desarrolló tareas de representante de la Administración en las distintas elecciones, tanto generales como municipales y autonómicas. Guarda recuerdos vagos de su primera visita a la Biblioteca de Cangas. "Yo era muy pequeña y era donde está hoy el Juzgado de Primera Instancia. Un lugar lúgubre, con estanterías cerradas con cristales, las mesas largas con luz encima que había que encender. La bibliotecaria, doña Emilia, estaba sentada en un alto para verlo todo", rememora.

Se acuerda de la celebración del primer año de Santa Rita para los funcionarios cangueses, en tiempos de Toño Vega como secretario del Ayuntamiento, quien sería después alcalde. Fueron al Río Grande a comer unos pinchos con la promesa de que al año siguiente se organizaría algo más serio. Y así aconteció: un almuerzo en el antiguo hostal El Sella. "Como era la única mujer me sentaron en la mesa presidencial", matiza. Pili, tiene una hija y una nieta (Martina, de tres años). Se siente muy agradecida por ese homenaje que le brindarán sus compañeros el viernes: "nunca lo olvidaré", sentencia.

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