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RAQUEL ALONSO ÁLVAREZ | Doctora en Historia del Arte, imparte una charla en Ribadesella

"Covadonga reverdece, se reinventa y permanece como gran centro memorial"

"Cuando se reclama una pieza los motivos sentimentales tienen que dejar paso a criterios de conservación, museográficos e histórico-artísticos"

Raquel Alonso Álvarez, en Gijón, en una imagen de archivo. JUAN PLAZA

Raquel Alonso Álvarez es doctora en Geografía e Historia (sección Historia del Arte) por la Universidad de Oviedo y profesora titular. Invitada por la asociación cultural "Amigos de Ribadesella", mañana estará en la Casa de Cultura de Ribadesella (20.00 horas) para impartir la conferencia "Ruinas, reliquias y cruces. La construcción de los símbolos de Asturias en la Edad Media".

- ¿Cómo se produjo la construcción y aparición de estos símbolos?

-Lo que sucede, según mi propuesta, es que algunos elementos antiguos a partir de los siglos XI y XII adquieren significados suplementarios. Es la época en que se crean las historias a partir de la Cruz de Oviedo (Cruz de los Ángeles) con fabricación angelical y se identifica la Cruz de la Victoria con el episodio de Pelayo en Covadonga. Sabemos de ellas antes, porque la primera data del año 808 y la segunda del 908. Sabemos que estaban en Oviedo, pero no aparecen en las fuentes de manera significativa. Muchos de esos símbolos siguen siendo importantes para nosotros.

- ¿Quién se encargó de elaborar estos relatos que después se asumieron?

-En el caso de la Cruz de los Ángeles, por ejemplo, hay una serie de indicios sobre su creación en ambientes próximos al Obispado de Oviedo. Aumentaban su prestigio aprovechando obras antiguas que se insertan en nuevos relatos. Esto ocurre en toda Europa durante los siglos XI y XII: algunas instituciones que poseen objetos antiguos y valiosos los sitúan en nuevos contextos para que no pierdan vigencia. Lo hacen para usarlos como propaganda o para aumentar el prestigio.

- ¿Es singular el caso de Asturias por la pervivencia de esos dos símbolos hasta la actualidad?

-Depende los casos. La abadía de Saint-Denis, en Francia, también usando objetos antiguos del monasterio se convirtió en uno de los símbolos de la monarquía francesa. Se empezaron a redactar las crónicas de la monarquía en la propia abadía y sigue siendo un símbolo muy importante para los franceses y para Francia. En otros casos se ha olvidado o no ha tenido tanto éxito o no llegado al presente. El de Asturias es un caso claro de composición de los símbolos en la Edad Media. En algunos sitios siguen teniendo vigencia y en otros lugares van perdiendo fuelle.

- La parroquia de Sales (Colunga) ha reclamado una cruz bajomedieval que desapareció de la iglesia y está en una colección privada, ¿dónde debe estar el arte?

-Siempre que se cumpla con la seguridad y buen estado de conservación las piezas, que es nuestro principal objetivo, siempre es bueno que se conserven en el lugar para el que fueron realizadas. Tampoco en términos generales, porque si corren peligro, no tiene ningún sentido reintegrar una pieza si no va a estar bien conservada. No podemos reivindicar la recuperación de una obra si no vamos a estar en condiciones de conservarla óptimamente. Hay que despojarse de pasiones y realizar siempre este tipo de acciones de manera racional y teniendo en cuenta elementos objetivos. A veces se reclaman cosas porque se sienten como propias, con motivos más de tipo sentimental. Son legítimos, pero han de dejar paso a criterios de conservación, museográficos e histórico-artísticos.

- ¿Qué lugar ocupa el arte medieval asturiano que ha sobrevivido?

-Como humanidad tenemos un número de elementos medievales, que sin duda son una ínfima parte de los que fueron realizados. Es inevitable y sucede en todos los lugares. En Asturias, un importante territorio en la Edad Media, los elementos prerrománicos son poco menos que excepcionales. Presumimos mucho, pero no lo cuidamos como deberíamos, no está en las mejores circunstancias de conservación. Como asturianos deberíamos exigir un esfuerzo suplementario, porque es una colección extraordinaria. Después del siglo X también hay un gran patrimonio como la remodelación románica de la Cámara Santa o el Arca Santa, espléndida en el contexto europeo. No es tan importante decir cuánto tenemos como conservarlo, estudiarlo desde un punto de vista serio y hacer el esfuerzo de transmitir la investigación a la sociedad, para que los ciudadanos estén al día.

- ¿Y en la zona rural?

-El Románico rural es más modesto, pero también merece conservación y análisis, algunas de las piezas fueron de especial importancia. No sé si somos muy del patrimonio con que contamos. Nuestro patrimonio histórico artístico tiene piezas señeras y otras secundarias, de calidad limitada. Muchas veces nos ayudan las pequeñas a entender las importantes y viceversa. El patrimonio no se compone de elementos aislados a la manera de iconos, sino de elementos insertos en una trama, que es la que le concede todo su valor. La contextualización histórica (cultural, comercial, a quién iba destinado, etcétera) es la que nos brinda un relato vigoroso que nos lleve a sentirnos identificados y a exigir su defensa y buena conservación.

- ¿Cuáles de estos símbolos destaca en la comarca del Oriente?

-En la comarca del Oriente el gran centro memorial es Covadonga. Es otro elemento que se potencia entre los siglos XI y XII y sigue siendo nuestro gran centro de cohesión memorial asturiana. Covadonga reverdece y se reinventa dependiendo de las circunstancias. Y a pesar de sus muchas remodelaciones y reconstrucciones sigue siendo para nosotros un lugar casi totémico en Asturias. Combina tradición histórica, cultural y un entorno espléndido.

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