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La mejillonera de Caravia deberá superar una evaluación ambiental más exigente

El Principado obliga a que el proyecto pase un nuevo trámite y estudia al menos otras dos ubicaciones alternativas para la planta de acuicultura

La mejillonera proyectada frente a la costa de Caravia tendrá que superar una evaluación ambiental más exigente, que dé "respuesta a todas y cada una de las alegaciones recibidas" y en la que se analizarán, de forma especial, "las posibles afecciones a la calidad de las aguas, a los fondos marinos, a la pesca y a las rutas migratorias tanto de especies piscícolas como de mamíferos marinos y aves". Así lo ha establecido la Consejería de Infraestructuras y Medio Ambiente. Se estudiarán al menos otras dos alternativas de ubicación.

La decisión regional responde en buena parte a las alegaciones presentadas contra el proyecto desde varios frentes: la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias se manifestó en contra, así como los ayuntamientos de Caravia y Ribadesella y la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies (CEA). Pese a que la cofradía Santa María de Sábada de Lastres respalda que la mejillonera se instale frente a la costa de Caravia (y forma ya parte de la sociedad creada para explotarla) ha habido profesionales con base en este puerto que la han rechazado, al igual que los de Ribadesella.

El proyecto fue inicialmente sometido a una evaluación preliminar de impacto ambiental y ahora tendrá que pasar por el trámite de evaluación ambiental ordinaria. La de un análisis en profundidad de las consecuencias ambientales de la planta fue una petición común de quienes alegaron. Los ecologistas aseguraron que la acuicultura en mar abierto sin alimentación "es una actividad novedosa en Asturias" sobre la que no hay "referencias ambientales seguras".

Se remitieron, además, a los "problemas" surgidos cuando el mismo proyecto se presentó para Valdés (donde se retiró por el rechazo social). En cuanto a la calidad del agua, a la CEA le resulta "extraño que no se aporte una analítica de la calidad de agua de la zona propuesta, que sufre los vertidos industriales del emisario de las minas de espato flúor de Minersa". Por el carácter "filtrante" del mejillón, añaden los ecologistas, "es preciso saber la calidad de las aguas que va a filtrar". Creen además que "no se valora adecuadamente el impacto que pueda generar este cultivo", cuyos residuos biológicos (y del laboreo) pueden alterar la "actual situación biológica de la zona".

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