La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"El Tolu", manitas de la fontanería y la madera

Manuel Antonio Iglesias Cádiz realiza obras de artesanía desde hace tres lustros

"El Tolu" con una de sus creaciones en madera. J. M. C.

Todos le conocen como "Tolu", mote que le viene por línea materna -la saga de "los Tolinos"-, pero desconoce a qué se debe. Manuel Antonio Iglesias Cádiz, 45 años de edad, natural del barrio de El Lleráu, en el que aún reside, se siente orgulloso de ese apodo. Benjamín de tres hermanos -Carmina y Maite le anteceden-, estudio en la escuela y el instituto cangués, hasta que colgó los libros.

Contaba 15 años cuando le surgió su primer trabajo, como pinche de camarero en una sidrería en el barrio de La Morra, regentada por Román García. Con 16 años, el fontanero Antonio Arduengo, "Toñico", le contrató como aprendiz, ya que buscaba a alguien que le ayudara, dado que un sobrino suyo (Antón Nava), se acaba de marchar. "Toñico fue mi maestro de fontaneru", recuerda "Manolín, el Tolu", pues prestó servicios para él durante nada menos que catorce años. Su primera obra fue la colocación de lavabos en unas habitaciones del Rocamar II, en el pueblo de Cañu, propiedad de la familia Celorio. Poco a poco, el aprendiz de fontanero se iría convirtiendo en oficial, decantándose por trabajar por su propia cuenta, desde mediados de los noventa del siglo pasado. Antes, allá por 1991, le tocó cumplir con la patria, por lo que estuvo once meses en El Ferral (León), donde se encargó de las tareas de mantenimiento del cuartel, junto a otros dos asturianos. "Estuvi muches veces arrestáu", comenta con desparpajo.

Experto en solventar fugas de fontanería, "El Tolu" llegó a ser un crack en eso de escaparse -sin disponer de permiso de sus superiores- a algún que otro concierto veraniego en Asturias. "En julio de 1992 escapeme, haciendo dedu, a Cangues al conciertu de Joaquín Sabina, mi ídolo", recuerda. Se celebró aquel evento en el desaparecido campo Santa Cruz y congregó a unas 6.000 personas, aunque acabó generando pérdidas. "Regresé a El Ferral y arrestáu. Después, escapeme otra vez a dedu p'aca al conciertu de Michael Jackson, en Oviedo, por San Mateo del mismu añu, en el Carlos Tartiere. Y a la vuelta, otra vez arrestáu", explica "El Tolu", amante de la música, especialmente, del heavy metal, y también fan de Víctor Manuel.

Hace poco más de tres lustros, mientras sigue ejerciendo la fontanería -tres décadas acaba de cumplir-, comenzó a matar el gusanillo de la artesanía en madera. Su padre, "Manolín, el Tolín", que era albañil, hacía manualiades, sobremanera cabañas pastoriles en miniatura. Pero, a "El Tolu" le encanta la madera y así se introdujo en una actividad que le tiene atrapado en sus momentos de ocio: relojes de todo tipo y tableros para poner las llaves de entrada a casa, decorados con imágenes de la basílica, la Santina o los lagos; escudos de Cangas tallados; descas, molinillos e incluso un diminuto cañón -"inspireme en el de Lastres-, apunta-.

Algunos de sus trabajos, con el castaño por bandera, reposan en lugares tan lejanos como México, Bélgica o Madrid, ya que los regaló a amistades y familiares suyos que residen por aquellos lares. Todos salieron de "la fábrica", un pequeño habitáculo de apenas cuatro metros cuadrados de superficie, que tiene montado a escasos metros de distancia de su domicilio familiar, en el barrio de El Lleráu. "Es la nave", dice con sorna, mientras exhibe diversos modelos de llamativas cachabas, barnizadas.

De guaje dedicó buenos momentos a la pesca de anguilas "a tenedor", debajo del puente de El Lleráu, en el río Güeña, y a la recogida de "castañes", por kilos, en El Rigüetu, que vendía a conocidos. "Sacaba buenes perres", asevera. Eran otros tiempos. También dedicó momentos a practicar el deporte de los bolos, tanto en la instalación que había en El Borinque como en la de los aledaños del polideportivo. Mera afición, lanzar algunas bolas y poco más. Otra actividad que desarrolló fue el cultivo de diversas especies en una pequeña huerta, delante de su casa. "Era muy finu", matiza. Actualmente, su trabajo de fontanero y el entretenimiento de la artesanía en madera le llenan. Y es que es un verdadero manitas.

Compartir el artículo

stats