"Más que rápido quiero que arreglen el argayo bien, señaló ayer el alcalde de Ribadedeva, el socialista Jesús Bordás, al referirse al desprendimiento que mantiene cerrado uno de los dos carriles de la N-634 en las curvas de Villasola, entre El Peral y Bustio, muy cerca del límite con Cantabria. El regidor resaltó que la reparación del alud ocurrido el domingo pasado "no urge" ya que la N-634 no tiene apenas tráfico desde la apertura del tramo Unquera-Llanes de la autovía del Cantábrico. Además, hay dos nudos de enlace en las inmediaciones, uno en La Franca y otro en Unquera, lo que convierte a la N-634 en esa zona en una carretera utilizada únicamente para desplazamientos locales, cortos. No obstante, Bordás señaló que la reparación del argayo tampoco debería demorarse mucho en el tiempo.

Bordás prefiere que el Ministerio de Fomento, titular de la vía, estudie con detenimiento la ladera de Villasola afectada por el argayo, con vistas a una reparación en profundidad, que evite nuevos desprendimientos. En todo caso, insistirá ante las autoridades estatales para que la reparación de la N-634 no caiga en el olvido.

El argayo provocó el domingo la caída de varias toneladas de tierra y rocas sobre la N-634, que en esa zona de Ribadedeva avanza encajonada entre la ladera de las curvas de Villasola y la autovía del Cantábrico. El desprendimiento afectó a los dos carriles de la nacional. Al día siguiente, con la ayuda de maquinaria pesada, Fomento retiró el material caído de uno de los carriles y, con la ayuda de dos semáforos, permitió el paso alternativo de vehículos en ambos sentidos. El Ministerio ha decidido realizar un estudio a fondo de la ladera antes de acometer cualquier obra en la zona.