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Previstas 21 bodas este año en La Cueva de Infiesto, ocho menos que en 2016

El santuario sólo tiene programados de momento 7 enlaces para 2018 | El párroco local achaca la disminución al envejecimiento de la población

Jairo Díaz y Lucía Fernández con su camión, en La Cueva. C. C.

A los novios actuales cada vez les cuesta más pasar por el altar en Piloña. Eso lo que se deduce de los datos registrados en el santuario de la Cueva, donde en el último año ha habido una caída del 28 por ciento en el número de matrimonios contraídos. Si en 2016 fueron un total de 29 las parejas que se dieron el "sí, quiero" en el enclave piloñés, este año sólo contraerán nupcias allí 21. A estas celebraciones se suman las de quienes quieren renovar sus votos: en lo que va de año cuatro parejas festejaron sus bodas de oro y otras dos las de plata.

Parece que la tendencia podría seguir a la baja, ya que de momento para 2018 sólo hay previstos siete enlaces en La Cueva. El párroco local, Manuel García Velasco, evita caer en el pesimismo matiza que "aún es pronto para las reservas" por lo que la cifra podría aumentar en los próximos meses. Entre las causas que justificarían este descenso se encuentra el hecho de que el municipio presenta una población cada vez más envejecida.

Entre quienes eligieron el santuario de la Cueva para casarse este año están principalmente vecinos de la zona que "un poco por tradición" formalizan su relación en el mismo lugar en que antaño lo hicieron sus padres. "En años anteriores contrajo matrimonio algún extranjero pero en los últimos meses no ha sido así", explicó el cura. Eso sí, algunos de los contrayentes llegaron al altar de la forma más peculiar. Fue el caso del vecino de La Encrucijada (Cabranes) Jairo Díaz que el pasado mayo llegó en un camión especialmente decorado para casarse con la boalesa Lucía Fernández, que no salía de su asombro al ver llegar a su futuro marido, camionero de profesión, de tal guisa.

La belleza y singularidad de La Cueva, recientemente restaurada tras desprenderse parte del techo en 2010, es otro de los factores que atrae a muchos enamorados. "Las tres fases de la reforma están concluidas y salvo renovar algún asiento sólo resta acabar de pagar los gastos", apuntó el párroco, que confirmó una creciente afluencia de visitantes al enclave, abierto al público en horario de once de la mañana a nueve de la noche en verano. "Cada vez llega más gente que comentan que sólo por ver el santuario su visita al municipio ya mereció la pena", comenta.

Antes de que el fatídico derrumbe obligara a cerrar La Cueva durante nueve años llegaban a celebrarse allí más de 50 bodas al año. El santuario retomó las celebraciones en 2009, gracias a las aportaciones de los feligreses. Ese año fueron 13 las bodas celebradas y otras 10 en 2010. En el año 2011 llegaron a 12 los enlaces consumados, una cifra que casi se dobló en 2012 cuando se alcanzaron los 21 matrimonios. La cifra siguió creciendo hasta las 29 parejas en 2013.

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