Son 41 químicos y químicas que han cambiado sus despachos en universidades de medio mundo por los Picos de Europa. Estudian lo muy pequeño, los átomos y las moléculas. Lo hacen desde el punto de vista teórico, nada de experimentos prácticos, solo simulaciones por ordenador. Son lo más granado del universo de la química molecular, las máximas autoridades en la materia (nunca mejor dicho), y se reúnen estos días en Cabrales para compartir sus conocimientos, sus últimos descubrimientos, sus teorías. Se reúnen cada dos años y hasta ahora siempre lo habían hecho en los Estados Unidos. Pero una de las organizadoras, Berta Fernández Rodríguez, de la Universidad de Santiago, amante de Cabrales y de los Picos se dijo un día que si encantados estaban en el también montañoso pueblo de Telluride, en Colorado (Estados Unidos), donde se celebraron las reuniones anteriores, tanto o más lo estarían en Cabrales. Lo están: Cabrales tiene mucha química.

El encuentro se llama "TSRC Workshop en interacciones moleculares" y en él participan 30 conferenciantes de países como Holanda, Estados Unidos, México, Francia, España, Polonia, República Checa, Reino Unido, Alemania o Bélgica. El idioma franco es el inglés. Las charlas duran 35 minutos y después hay otros diez minutos de discusión y preguntas. Y al final, aplausos.

¿Qué aplicaciones prácticas tiene la química molecular? Muchas. Por ejemplo, el diseño de nuevos materiales o fármacos. "Es esencial estudiar el comportamiento de las moléculas para explicar lo que ocurre a nivel macroscópico", señaló Fernández.

Estos químicos teóricos (no les molesta que les llamen "cerebritos", aunque creen que no lo son) están "encantados" en Cabrales. Disfrutan de su naturaleza exuberante y expresan su deseo de que el concejo se conserve como ahora "mucho tiempo", "sin estaciones de esquí ni teleféricos", destacó Fernández, desconocedora de los planes municipales para construir un remonte mecánico a El Cuetón, en el límite del parque nacional de los Picos de Europa.