Es la fiesta de los marineros de Ribadesella, pero también del club de pensionistas y jubilados "Virgen de Guía", que precisamente toma su nombre de la imagen a la que los riosellanos rindieron homenaje durante todo el fin de semana. El colectivo vivió el lunes su principal celebración con una misa en recuerdo a los socios fallecidos, que contó con las voces del coro "Manín" de Lastres y una comida a continuación en la que la directiva premió a los socios de mayor antigüedad.

Este año el reconocimiento recayó en José Luis de la Roza y Celina Junco, de Margolles, además de a la riosellana Isolina Valdés, quienes disfrutaron de una jornada especial y muy emotiva junto al resto de socios. Acudieron unas setenta personas y estuvieron acompañados, además, por la alcaldesa de Ribadesella, Charo Fernández Román, y la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mayores de Asturias (FAMPA), Dolores San Martín, quien aportó varios regalos para los premiados, como perfumes y botellas de vino. Tras la comida y los homenajes hubo baile y los asistentes contaron con servicio de transporte.

La asociación, que en la actualidad está presidida por María Luisa Martos, cumplirá el próximo año su primer cuarto de siglo. Lo hace con una directiva renovada, ya que el fallecimiento el pasado mes de marzo del anterior presidente, Arsenio Ponga, llevó al colectivo a celebrar elecciones. La única candidatura que se presentó fue la de María Luisa Martos Gutiérrez, su mujer, quien está acompañada en el equipo por Carlos García Gómez como vicepresidente, Carlos Javier Fraga Bode como tesorero y Ana María Bode Calleja como secretaria. Los cuatro vocales de esta nueva directiva, que se presentó en la asamblea del día 26, son Andrés Vallespín Jimeno, María Esther Rodrigo Capín, Raquel Fernández Martínez y Francisco Manuel Elías Pando.

La fiesta del club riosellano fue una de las actividades del último día dedicado a la Virgen de Guía. La comisión organizó, por su parte, el tradicional concurso de pesca, así como juegos infantiles y una gran chocolatada. Ni siquiera la lluvia del domingo pudo empañar lo más mínimo una de las fiestas más queridas de la villa riosellana.