La importancia de la prevención y de educar a la población para que las zonas rurales de Asturias no se conviertan en bombas de relojería en un potencial incendio fue puesta ayer de manifiesto en la localidad parraguesa de Torañu por el investigador de incendios forestales y de situaciones de riesgo, Javier Jiménez, durante el transcurso de un curso en que tomaron parte una veintena de bomberos, brigadistas y técnicos forestales llegados desde varios puntos de España.

Las características de Torañu, un pueblo con muchas viviendas pegadas a la falda del monte rodeadas de "combustible" (maleza, arbolado y matorral), y con malos accesos para los vehículos de emergencias, hizo que fuese el lugar idóneo para llevar a cabo un ejercicio práctico en el que ver cómo actuar sobre un terreno con estas características.

"En Asturias hay muchos lugares como este. Los incendios de interfaz urbano-forestal van a ocasionar muchos problemas y no parece que haya una percepción de riesgo muy grande ni en la Administración ni en la sociedad. Hay que formar a la gente para que sepa que hacer cuando ocurre un incendio", añadió Jiménez, quien reclamó "una pedagogía seria en los núcleos rurales" para formar a los vecinos y que estos sepan que decisiones tomar en una situación de máxima urgencia.

"Hay una intensidad de incendios que es desconocida para Asturias en los últimos años, debido al cambio climático el aumento del combustible y al abandono de las zonas rurales", añadió. El incremento de los voluntarios de Protección Civil para que aleccionen a los vecinos es una de las posibilidades que plantea.

Mantener limpia la microzona propia (espacio que rodea una casa) es uno de los aspecto que pueden salvar la vida y las propiedades en un incendio. "Hay gente que sí puede gestionar esto, pero otros no al ser mayores y no tener medios. Se necesita ayuda. Deben implicarse los ayuntamientos y podría ser positivo recuperar el espíritu de las antiguas sextaferias", indicó.

Los asistentes visitaron una casa de Torañu con un entorno adecuado para evitar una situación de emergencias ocupada por gente joven, y el caso contrario, una vivienda habitada por gente mayor y no preparada para un incendio. "Hay que hacer un mapa de riesgos, pueblo a pueblo. La gente que no sea capaz de cuidar su micro zona debe recibir asistencia social", reclamó Jiménez.