Sigue abierta la cruzada de muchos usuarios de la playa de Toranda, en Niembru (Llanes), para que el aparcamiento ubicado a los pies del arenal vuelva a abrirse. La Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias (CUOTA) no dio permiso este verano para aparcar en una finca ubicada junto al arenal, calificado como playa natural. Un parking disuasorio, situado a un kilómetro de distancia, es la alternativa. La medida no ha gustado a muchos visitantes y lugareños ni tampoco a los discapacitados.

La bilbaína Amparo Ruiz Goiri tiene casa en Posada y es usuaria de la playa de Toranda desde hace ocho años. Una polio en edad infantil la dejó sin fuerza en las piernas con muy escasa movilidad y una discapacidad del 48 por ciento. Camina con un bastón.

La imposibilidad de dejar el coche junto al arenal, pues en la señal que prohíbe el paso a vehículos que no sean autorizados no se contempla que las personas con movilidad reducida puedan pasar, hace que ya no pueda ir a esta playa para su disgusto. Sostiene que es el arenal idóneo para bañarse debido a sus características. "Cerrar el aparcamiento de Toranda en una medida que no entiendo. Perjudica al pueblo, a los negocios y a los visitantes. Lo ideal sería que se permitiese aparcar donde siempre y, a una mala, se debería dejar pasar en coche a discapacitados, ancianos o embarazadas", destaca.

Ana García, también de Bilbao, lleva veinte años bañándose en Toranda y también padece de movilidad reducida como consecuencia de una operación en una rodilla. Cree que Toranda quedará para el disfrute de unos pocos. "He hablado con el concejal de Playas y la Policía Local y da la impresión de que unos se pasan la pelota a otros", dice.

El edil de Playas, Javier Ardines (IU), aseguró ayer que la colocación de un rótulo que permita el paso de coches con el distintivo de discapacidad, es cuestión de días. Indicó también que la Policía Local no ha sancionado a ningún coche que aparcase junto a Toranda con la tarjeta visible de discapacidad.