Treintañero y dichoso son dos calificativos que le sientan como un guante al Archivo de Indianos de Colombres. Treintañero porque fue en 1987 cuando la Quinta Guadalupe y el soberbio edificio que la preside, construido en 1906 por el emigrante Íñigo Noriega, se convirtieron en sede de un ambicioso proyecto que perseguía crear un punto de encuentro entre América y Asturias, entre los emigrantes y sus descendientes y la tierra de sus ancestros, la patria querida. Y dichoso, porque el Archivo de Indianos y Museo de la Emigración, que pasó momentos de enorme dificultad económica, mira al futuro con optimismo gracias a la implicación y a las aportaciones económicas de una asociación de mecenas astur-mexicanos, que se presenta hoy en la Quinta Guadalupe.

La fundación cultural privada Archivo de Indianos se constituyó el 22 de mayo de 1987, promovida por el Principado de Asturias, la Caja de Asturias, la Universidad de Oviedo y otros organismos y personas a título particular. La Quinta Guadalupe, que había sido centro de auxilio social hasta el año anterior, estaba prácticamente abandonada. El trabajo, el empeño y el compromiso de la plantilla del Archivo de Indianos (seis personas en la actualidad), capitaneada por el director gerente, Santiago González Romero, puso el alma en la recuperación del edificio y la finca.

Pero los auténticos protagonistas del Archivo de Indianos han sido los emigrantes, los centros asturianos, que creyeron desde el primer momento en un proyecto muy ambicioso para crear un espacio social y cultural que conservara la memoria de la emigración en Asturias para las generaciones futuras. La generosidad de los emigrantes permitió que los fondos del Archivo de Indianos, un lugar que consideraron desde el primer momento su casa, fueran creciendo de manera exponencial, hasta convertirlo en un auténtico "guardián de la memoria" de los asturianos del otro lado del Atlántico. Así que el Archivo de Indianos es un logro colectivo.

Pero la Fundación Archivo de Indianos ha pasado momentos muy duros, en los que estuvo en duda, incluso, su continuidad. La crisis económica desatada en 2007 provocó una drástica disminución de las aportaciones de los dos patronos que sostenían la institución: el Principado de Asturias y Cajastur (tras su conversión en banco privado dejó de aportar fondos). El Archivo de Indianos a duras penas sobrevivía con esas aportaciones, la venta de entradas y el merchandising.

Hasta que la Fundación decidió abrirse a las aportaciones privadas. Y fueron de nuevo los emigrantes los que respondieron con generosidad y se convirtieron en "salvavidas", pues, en sintonía con el Principado, reflotaron el Archivo: con el empresario Antonio Suárez a la cabeza, un grupo de mecenas astur-mexicanos decidieron apostar por la Fundación y por convertir al Archivo de Indianos en referencia nacional. Lo que en un primer momento fue el "Patronato Internacional de Amigos del Archivo de Indianos" se ha convertido en "Asociación de Amigos del Archivo de Indianos-Museo de la Emigración". Una asociación que se presenta hoy, a las 18.00 horas en la Quinta Guadalupe, en un acto institucional al que seguirá una espicha en los jardines de la finca.