Más de una veintena de amigos, integrantes de una pandilla que tuvo su sede en Barru (Llanes) en los primeros años ochenta, volvieron a reunirse el pasado lunes en el camping de Sorraos. La mayoría tiene ahora entre 48 y 52 años y algunos no habían vuelto a Barru desde hacía años, mientras que otros aún siguen acudiendo cada verano, e incluso hay quien se casó y se quedó a vivir en el pueblo. En la imagen, varios de los asistentes al reencuentro.