Seis días de fiestas patronales parecen "demasiado" para un pueblo como La Isla, en Colunga, que, pese a su aumento poblacional en verano, mantiene su aire "tranquilo, familiar y un poco tradicional, en contraposición a otros destinos de mayor bullicio". Eso es, al menos, lo que opinan algunos vecinos y residentes veraniegos de la localidad, que aseguran que han "sufrido" la muy alta música festiva hasta casi las seis de la mañana durante cinco días, a lo que hay que sumar la que por las tardes provenía de las atracciones feriales instaladas en el "prau" de la iglesia.

Todo ello fue generando un gran malestar, que culmino el pasado miércoles cuando, a pesar de que el programa anunciaba el fin de las fiestas para la ultima hora de la tarde, cuando eran cerca de las dos de la mañana la música amplificada, a cargo de los DJs de turno, seguía sonando a sus anchas, lo que obligo a la intervención de una patrulla de la Guardia Civil, que puso punto final a una actividad "no programada ni autorizada".

Las diferente visión sobre lo que son o deben ser unas fiestas viene de hace tiempo y parece que, lejos de hallar un punto de encuentro, sigue acentuándose. Mientras los gestores de las celebraciones dicen que corresponden a los nuevos tiempos y a las demandas de los jóvenes, un numero creciente de vecinos y veraneantes critican la duración de las mismas -seis días- el descontrol en cuanto al ruido y la perdida de la esencia de lo que estiman debería ser un "espacio para la convivencia vecinal y familiar", que se ha visto sustituido por el "aturdimiento sonoro" y el "botellón". Imputan también a los organizadores que están "supeditados financieramente" a los feriantes y la "opacidad económica", dado que, pese a la utilización de recursos públicos municipales, servicios extraordinarios de limpieza entre otros, "nunca presentan las cuentas".

De las criticas de estos vecinos tampoco se libra la Iglesia, propietaria del recinto festivo, por supuesta "connivencia" con lo que consideran una "practica excesiva" de la que "no hay precedentes en poblaciones del tamaño de La Isla". Destacan que ya en la Semana Santa se programaron jornadas gastronómicas y festivas en el mismo "prau", lo que fue tildado de "falta de respeto" y de "disparate cívico" por aquellos que sí están a favor de las fiestas, pero con otro contenido y, desde luego, con una duración mucho menor, "a tono con la tradición y vocación del pueblo".

Y es que, según comentan los denunciantes, los espacios para los DJs y los "botellones" y aquellos que opten por esta opción, son "las discotecas y macrofestivales" durante el resto de los días del año, pero "no las fiestas de 'prau'".