No tiene vecinos de todo el año, pero la romería gana cada vez más adeptos. La localidad riosellana de Tresmonte, última antes de pasar al concejo de Parres, celebró el sábado la Jira de San Agustín, una cita con todo el encanto de las fiestas tradicionales. Tan es así que al festejarse en un prau sin suministro eléctrico dura lo que permite la luz solar, aunque esto no es impedimento para que el goce esté presente en todo momento. Comenzó con pregón y misa en la capilla y siguió con la subasta del ramu y la comida campestre, sin duda uno de los momentos de mayor confraternización en una localidad en la que la tradición más auténtica se refuerza cada 26 de agosto. El baile, por ejemplo, estuvo amenizado por Enrique y no comenzó al caer la noche, como sucede en la mayoría de pueblos, sino justo después de comer, por aquello de aprovechar la luz. No faltaron figuras como el trenecito, que los romeros no dudaron ni un momento en formar para mayor disfrute. Hubo además juegos infantiles y una gran carrera de sacos con cabida para todas las categorías, una actividad también tradicional que desató las carcajadas de los presentes.
La Jira de San Agustín está organizada por un grupo de vecinos a los que apoyan tanto el Ayuntamiento como particulares y empresas y mantiene un encanto que cada año atrae a más adeptos.
