Un gato que maullaba desesperado en el alféizar de una ventana que da al paseo de Joaquín Ortiz, en la villa de Llanes, mantuvo en vilo a turistas y lugareños durante más de seis horas. El animal, tal vez porque una ráfaga de viento cerró la ventana, quedó encerrado entre primera hora de la mañana y las cuatro y media de la tarde, cuando una dotación de Bomberos de Asturias se presentó en la zona tras las reiteradas llamadas de los viandantes para que el animal fuera rescatado.

Pero el minino, muy asustado, se precipitó escalera abajo desde un segundo piso en el momento en que iba a ser cogido por los bomberos. Afortunadamente no sufrió lesiones de gravedad. Del felino se hizo cargo, a la espera de localizar al dueño, la organización no gubernamental (ONG) Mundo Vivo. El animal presentaba un colmillo roto y cortes en los labios superior e inferior, pues estrelló su cabeza contra el suelo. No sufrió lesiones internas, ni de gravedad.

"Hoy gastó entre dos y tres vidas", destacó la ovetense Manuela Victoria Álvarez de Diego, una de las personas que junto a su hija Andrea Fernández, llamaron a los Bomberos para rescatar al animal. Victoria Álvarez ya se había personado antes en las dependencias de la Policía Local, tras tener conocimiento del suceso, a primera hora de la tarde, cuando caminaba por la zona del puerto junto a su hija, su yerno y su nieto. Los bilbaínos Joana Murcia y Rubén Rodrigo, fueron los otros "héroes" de la historia. Lo que para ellos iba a ser una tranquila jornada de turismo en Llanes se convirtió en una carreta contra el reloj para poner a salvo al gato. Desde que escucharon al gato maullar desesperado, al mediodía, no se fueron de la zona, y llegaron incluso a llamar al piso en cuya ventana estaba atrapado el gato, pero no recibieron respuesta alguna.

"Tenemos tres gatos y somos muy sensibles con estos temas", señaló la pareja. Ellos fueron los primeros que llamaron al 112 y a la Policía Local. "Es increíble que esté ocurriendo esto y que nadie se haga cargo de la situación", se quejó Rodrigo. Manuela Victoria Álvarez, también amante de los animales, tras ir en persona a la oficina de la Policía Local, llamó al 112, tal y como le indicaron los agentes. "En el 112 me dijeron que se debía ocupar la Policía Local, y la Policía Local que les correspondía a los bomberos. He vivido tres años en Suiza y si esto hubiera ocurrido allí, estaba solucionado el problema en diez minutos", resaltó.

"Para colmo en el 112 me han dicho que estaba ocupando una línea con todo esto", señaló. La mujer, temiendo que el gato se cayese, colocó el carricoche de su nieto, mientras la madre sostenía al pequeño en brazos, para que en caso de caer el minino, amortiguase la caída.

Una llamada desde el Ayuntamiento al 112, pasadas ya las cuatro de la tarde, puso fin a la historia. El complicado protocolo hispánico indica en estos casos que los bomberos no pueden intervenir hasta que alguien se haga cargo del animal, cosa que hizo el colectivo Mundo Vivo, a través de Maribel Jiménez, que acudió a la zona con un transportín. "Es una pena que en España seamos tan poco resolutivos en este tipo de situaciones", lamentó un viandante.

A la indignación por la falta de celeridad para poner a salvo al animal se fueron sumando diferentes personas que pasaban por la zona. "Quizás el dueño del piso salió, dejó la ventana abierta, el gato se subió y se cerró por la corriente", señaló un lugareño. Los nervios del animal aumentaron cuando otro gato apareció en la ventana de al lado, en el mismo piso. Tras la caída, el felino corrió despavorido y se coló en una pizzería cercana. Joana Murcia, Rubén Rodrigo y Manuela Victoria Álvarez, los "ángeles de la guarda" del animal, y Maribel Jiménez de Mundo Vivo, le prestaron los primeros auxilios. El gato fue llevado a la clínica veterinaria de Luis Bernardo para ser examinado. "Está bien cuidado e incluso gordo. Hemos colocado una nota en la puerta del piso, avisando que tenemos al animal", señaló el responsable de Mundo Vivo.