Los milhojas artesanos del hotel de Caravia fueron ayer los productos más cotizados en la puya de las fiestas de Nuestra Señora de la Consolación, donde alcanzaron un precio de 60 euros. Una pareja de gallos, cuatro conejos, vino y chorizo fueron otros de los artículos que se subastaron y con los que se consiguieron 878 euros para sufragar parte del festejo que concluye el próximo domingo tras diez días de juerga con una feria de ganado y un mercadillo de artesanía y gastronomía local.

Las fiestas de Caravia Alta vivieron ayer uno de sus momentos más álgidos con la procesión de la Virgen de la Consolación, que salió de la iglesia a hombros de Juan Carlos Allende, Cosme Marina, José Ángel Fabián y José Ramón García. "Hay que estar en forma porque pesa", confirmó este último al completar el recorrido de ida y vuelta.

La comitiva la abría María José del Valle, Jorge Sánchez y María Josefa Alonso portando la Cruz y los ciriales. Detrás desfilaban dos ramos de panes, los pendones, el grupo colungués "Xagardúa" y un tractor "John Deere 1050" conducido por el vecino José Manuel del Valle (alias "Joselín") y convenientemente decorado para la ocasión, y en cuyo remolque viajaba una veintena de niños vestidos de aldeanos. "Es una tradición que sigo de mi padre, él lo hacía con un carro del país y dos vacas, pero como por aquí ya no quedan, pues no quedó otro remedio que modernizarse", explicó. Entre los jóvenes que viajaban en el carro de Joselín se encontraba su sobrina Noa Espinar, que este mes cumplirá un año de edad. Su madre, Ana Pardo, hizo hincapié en la importancia de que los niños se involucren en el festejo para que la fiesta "tenga futuro". Su opinión la comparte Ángel Gutiérrez, principal impulsor junto con Lucía Fidalgo de las fiestas, que hoy continúan con misa por los difuntos y juegos infantiles.