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Los elaboradores de las mejores sidras caseras de Piloña piden más promoción

"Es fundamental para conservar la tradición", dicen Alejandro Castañedo e Iván Díez, vencedores de la cata en Infiesto

Alejandro Castañedo es repartidor de una conocida marca de cerveza pero lo que mejor se le da es hacer sidra en su lagar de Bargaéu, en Piloña. Al menos eso es lo que opina el jurado profesional que el domingo lo coronó como vencedor del concurso de caldos caseros celebrado en Infiesto con gran éxito de participación tanto de elaboradores -hubo 51- como de público en general.

Castañedo tiene 31 años y comenzó hace sólo a hacer sidra de la forma más casual: vio por internet que se vendía un lagar viejo en El Entrego y no se le ocurrió mejor forma de sacar rendimiento a las manzanas que daban las pomaradas de su tío, Luis Ángel Roza, que restaurándolo y dándole uso. "Ni en sueños pensé que iba a ganar. El año pasado seguí casi los mismos pasos y sabía un poco a vinagre. Es una ciencia inexacta", contó el joven, que mayó sólo 150 litros del caldo ganador.

El truco para tener la mejor sidra, según cuenta, reside en la materia prima y en la higiene. "Hay que tener el lagar limpio y mezclar mucha manzana y de calidad", esgrime el joven, muy animado con la victoria, que achaca a no haber dejado demasiado tiempo la magaya en el lagar. Castañedo puso en valor el esfuerzo de la Asociación de Sidra Casera de Piloña, organizadora del concurso, para promocionar la bebida asturiana por excelencia. Lo mismo hizo su compañero Iván Díez, cuya sidra fue la más respaldada en la cata popular que repartió 994 litros de sidra casera en Infiesto.

"La labor que hace la asociación, poniendo en contacto a los lagareros para que probemos los caldos de otros con el fin de mejorar e impulsando cursos es fundamental para conservar la tradición", aseguró.

Díez, que además obtuvo el tercer premio del jurado profesional, elabora su sidra desde hace más de 15 años en el lagar de su casa familiar de Fuentes, con capacidad para 600 litros. Al piloñés, que ayuda a sus padres en las labores del campo, la victoria también le pilló por sorpresa y es que terminó de corchar la producción apenas tres semanas antes del concurso.

"La segunda fermentación, lamaloláctica, se retrasó este año y mi sidra, aunque buena, no estaba al 100%. Calculo que en un par de semanas estará mucho más sabrosa", dijo el elaborador, de 34 años de edad, que pide al consistorio que promocione más este tipo de concursos. "Son lo más ecológico que hay pues no llevan químicos y Piloña es una de las mejores zonas sidreras", matizó. La clave para Díez, además de la buena materia prima y la limpieza del lagar está en mantener el caldo a una temperatura constante de 12 grados y tener corchos de calidad.

Los dos piloñeses participarán en octubre en la final regional de sidra casera.

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