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Las siete vidas de Laureano Cubiella

El lastrín, que sobrevivió a galernas y accidentes, será nombrado hoy Mareante Mayor en la fiesta del Buen Suceso

Laureano Cubiella leyendo LA NUEVA ESPAÑA en su casa de Lastres. P. M.

Laureano Cubiella tiene más de siete vidas y una parte las gastó en la mar. Nacido en septiembre de 1930, el lastrín será reconocido hoy como Mareante Mayor en la fiesta de la Virgen del Buen Suceso, organizada por la asociación de mareantes que lleva su mismo nombre. Cubiella sobrevivió a las galernas de 1944 y 1961, a dos caídas al agua y a tres operaciones médicas de cierto riesgo.

La primera le cogió con apenas trece años, cuando llevaba unos meses a la mar y Ángel Victorero, "El Xelu", tuvo que responder por él porque "hasta los catorce años no podía tener libreta de matrícula". Entonces se enroló en la lancha "El Chicaguín", de Pedro Llera, como "chó" o mozo de los recados. A bordo de esta embarcación le sorprendió la galerna de septiembre de 1944, pero ya a la altura del pueblo de La Isla. "Salimos a las cuatro y media de echar veinte arrobas de sardina y no nos pasó nada", rememora el lastrín al tiempo que nombra al Glorioso San Antonio, el barco en el que perecieron trece marineros de Lastres.

Después se enroló en el barco de vapor "El Gallito", en el que estuvo cinco años, hasta que tuvo que ir al servicio militar a El Ferrol. Eso sí, primero tuvo que viajar de Lastres a Cartagena "para hacer la instrucción" durante 75 días. A su vuelta a Lastres, en 1953, se embarcó en "La Reina del Pacífico", con el que vivió la galerna de 1961. Aquella sí les pilló en lugar conflictivo, pues salían del puerto gallego de Cariño y estaban a unas 120 millas a la altura de Coruña.

"Tardamos tres días en llegar a Lastres. No había radio, se rompió todo", relata el marinero, quien asegura no tuvo miedo porque "era joven". Tan es así que fue el único que el primer día hizo comida, para él y un compañero y rememora hasta qué preparó: "Freí patatas". En esta embarcación estuvo doce o quince años antes de enrolarse en el "Costa Verde", con el que anduvo "al bonito y a la volanta" durante otros doce años. Asegura que le gustaba el mar, pero "tampoco había otra cosa" y describe la pesca del bonito como "bastante dura. Estar noche y día, doce días en la mar sin ver la costa, ventando, lloviendo...". En el "Boreas" estuvo tres años y luego se embarcó en la que sería su última embarcación, "La Gran Molinera", de la que era patrón Quintín Cristóbal Roza, Mareante Mayor el año pasado y fallecido el pasado mes de abril. Eran muy amigos, así como también le unía una estrecha relación a Manuel Muñiz Llera, también fallecido. Gran cantante este segundo, Cubiella relata divertido cómo el padre de Quintín le decía "Ya está la calandria" cuando Muñiz entonaba una canción a bordo. La vida del lastrín que esta tarde será homenajeado ha estado marcada, tanto en la mar como en la tierra, por la alegría y una gran dosis de suerte. Sobrevivió a dos caídas al agua, atrapado por aparejos, porque nadaba "casi como un pexe" y también a tres operaciones médicas. Una de ellas fue de corazón, pues una angina de pecho le apartó de la mar cuando tenía 53 años. También ha tenido suerte en su matrimonio con Joaquina, con sus hijos (uno de los cuales, Laureano, patrón en el barco lastrín el "Bosco") y con sus nietos. Todos estarán arropándole hoy en un momento tan especial.

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