Ribadesella, R. DÍAZ

El malestar del equipo redactor del Plan General de Ordenación (PGO) Ribadesella con la Consejería de Cultura es evidente y quede demostrado en el documento. El origen del conflicto, la exigencia de la Consejería de incluir casi un centenar de bienes y edificios en el Inventario del Patrimonio Cultural y señalar que había "multitud de deficiencias", lo que obligó a rehacer el documento de aprobación inicial del planeamiento. Los redactores no lo han olvidado.

El equipo redactor niega que hubiera deficiencias en su trabajo y considera que el Inventario de Patrimonio Cultural de Asturias entra en cuestiones que no le competen y pretende que el Catálogo Urbanístico municipal cubra los trabajos que corresponden por ley a la Dirección de Patrimonio. "No pueden cargarse sobre los catálogos urbanísticos la caducidad de los plazos para realizar el Inventario Regional y caer en una media preventiva, de aumentar los niveles de protección si encomendarse a nada y a nadie", señala. "Que los municipios carguen con los costes (y, por ende, los equipos contratados). Esto es lo único sustantivo de todo el informe", critica el equipo redactor, que resalta que la Consejería de Cultura "no es competente en materia urbanística" y no puede por tanto imponer "la modificación del articulado de la normativa urbanística".

Un último párrafo de los redactores que no tiene desperdicio: "(...) si son tan competentes en todo y para todo, ¿por qué no hace el Gobierno del Principado los catálogos urbanísticos? O llegaríamos más lejos para formular la siguiente pregunta: ¿Cuál es el ámbito competencial de las corporaciones locales en la conformación de los catálogos urbanísticos, los planes generales de ordenación y las evaluaciones ambientales? Pues eso".