La alegría por celebrar el día grande de las fiestas del Cristo de la Misericordia en Coya (Piloña) se entremezcló el domingo con la tristeza de tener que despedir a quien desde 2015 había sido el cura de la parroquia, el guineano Recaredo Buenaventura Engonga Nkene, que acaba de ser trasladado a Morcín por el Arzobispado. Tras la última misa que ofreció en Coya, Engonga tuvo palabras de agradecimiento para los vecinos, que lo definieron como un cura cercano, cariñoso y siempre dispuesto a escuchar a los demás.

Recaredo se ocupó en los últimos tiempos de atender a los fieles de Coya, Lludeña, Pintueles, Cadanes, Anayo, Valle, Espinaréu y Sellón, muchos de los cuales le acompañaron durante su toma de posesión el pasado sábado en la iglesia de Santa Eulalia de Morcín, presidida por el Arcipreste de la cuenca del Caudal y en la que no faltó el párroco saliente Miguel Ángel García.

El traslado de Recaredo ha sentado como un jarro de agua fría a muchos feligreses de Piloña, que llegaron a plantear acciones como una concentración o una recogida de firmas dirigida al Arzobispo para evitar su marcha. Algunos fueron más allá y acusaron al cura de Infiesto, Manuel García, de promover la partida del guineano, algo que este negó al mismo tiempo que advirtió de que llevará al Juzgado por calumniar a quien le acuse de racista.