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El Jardín del Príncipe de Covadonga, un tesoro botánico que cumple un siglo deteriorado

El área tiene losetas rosas, un argayo en la senda fluvial y varias pintadas

Camino hundido y pintadas, en la senda del Jardín del Príncipe. J. M. CARBAJAL

El Jardín del Príncipe, también conocido como Parque del Príncipe, en el real sitio de Covadonga, es uno de los bucólicos parajes cuyo origen se remonta a la inauguración del parque nacional de la Montaña de Covadonga, a cargo del rey Alfonso XIII, concretamente el 8 de septiembre de 1918. El año que viene se celebrará un siglo.

La infinidad de especies arbóreas es uno de los grandes atractivos de ese lugar que presenta en estos precisos instantes sensación de preocupante deterioro. Bien es cierto que no hace mucho tiempo la Confederación Hidrográfica del Norte acometió la ejecución de una senda fluvial que atraviesa el mismo, empedrada, muy cómoda para los viandantes y peregrinos que buscan mucha más tranquilidad y sosiego, alejada del tráfico rodado, en su ruta peatonal hacia la parte alta del santuario mariano de Covadonga.

Pues bien, ahora mismo, desde hace un mes, existe un argayo en uno de los accesos de la senda fluvial que atraviesa el citado Jardín del Príncipe, señalizado con unas cintas de plástico a la espera de su reparación; varias losetas del pavimento de piedra caliza tipo "rojo Covadonga" se encuentran rotas; incluyendo algún que otro peldaño de piedra de las escalinatas. Además, los grafiteros hicieron de las suyas al "decorar" la caseta del transformador eléctrico allí enclavado. Y, por si fuera poco, la agreste naturaleza -por la falta de tareas de mantenimiento-, toma poco a poco la susodicha senda peatonal.

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