Los lobos están dando más de un quebradero de cabeza a los vecinos de la zona de Cardes, en Piloña. Un nuevo ataque, en la madrugada del domingo, no ha hecho más que incrementar el malestar y la alarma entre la comunidad. En esta ocasión, el cánido se cobró un botín de una novilla que pastaba en la Collada Espina, propiedad de Fernando Sánchez, a la que destrozó la barriga.

Ese mismo día el ternero de otro vecino sufrió graves mordeduras y es posible que no sobreviva. A Sánchez le desapareció otro un xatu hace un mes y también tres potros pero como no aparecieron los restos de los animales no puede justificar el ataque y percibir las compensaciones por daños que otorga la administración regional.

Su situación no es excepcional. Otros lugareños de la zona afirman haber protagonizado pérdidas similares y urgen al Principado que tome medidas de forma urgente para controlar la población de lobos. Es el caso de Maikel Peri, que el año pasado se habría quedado sin nueve ovejas. "Los daños se intensificaron en los últimos cinco años. Tenía 70 cabezas y me quedan veinte. Así no hay quien pueda vivir", afirma. Los vecinos de Cardes no son los únicos que sufren los estragos de los ataques de los cánidos. En los montes de Sevares se registraron varios incidentes durante el verano. "Si no hacen nada cualquier día los tendremos paseando por Infiesto", ironizan.