La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Fue como volver a nacer", dicen los intoxicados de Piloña

Los trabajadores fueron rescatados con una cuerda por los vecinos de Samalea

Joaquín Lueso y Marco Forcelledo, junto al aljibe del que rescataron a dos obreros intoxicados en Samalea. C. C.

"Fue como volver a nacer". Así relata el piloñés José Huerta el rescate de película que protagonizó el miércoles en Samalea. Entonces, él y un compañero de Bimenes resultaron intoxicados cuando inmerpeabilizaban un depósito de agua de una vivienda a casi tres metros de profundidad. "Si no llega a ser por los vecinos, no lo contamos. Les estaremos eternamente agradecidos", asegura. "Nunca nos había pasado algo así. Salíamos cada poco a respirar, pero el recinto era pequeño y estaba mal ventilado", contó el piloñés tras recibir el alta en el hospital de Arriondas.

Las magulladuras en brazos y cintura le recuerdan el acto de valentía de los lugareños, que, jugándose la vida, descendieron a las profundidades del aljibe para amarrarlo con una cuerda y subirlo a peso muerto cuando ya había perdido el conocimiento. "Me duele la cabeza y estoy como empachado, pero sigo vivo y es lo que cuenta", relató este vecino de Sevares, de 41 años.

Fue su compañero, Daniel Argüelles, el que dio la voz de alarma pasadas las cinco de la tarde. El joven, de 27 años, llegó agitado al centro del pueblo pidiendo ayuda. Allí narró a vecinos como Silvia Espina que su socio se encontraba indispuesto: no era capaz de sacarlo del pequeño habitáculo al que se accede por una escala portátil. Mientras Espina llamaba al 112, el yerbato volvió a introducirse en el aljibe, donde perdió el conocimiento por intoxicación cuando trataba de rescatar a su compañero.

Para entonces un operativo formado por lugareños como Marco Forcelledo, Joaquín Lueso y Borja Alonso ya estaba en la zona planeando un plan de evacuación. Lueso, de 68 años, fue a casa a por una cuerda de escalador que utiliza para asegurarse cuando limpia el tejado. "Escuché jaleo cuando estaba segando. Tuvieron suerte de que hubiera gente en el pueblo a esa hora porque esto está vacío normalmente. Me temblaban las piernas cuando vi la situación", cuenta.

Alonso, protegido con una mascarilla, consiguió asegurar con la cuerda primero al piloñés intoxicado y Forcelledo hizo después lo propio con el yerbato. "Estamos todavía con el susto en el cuerpo. Podía haber pasado algo mucho más gordo", aventuró este último. "Sacar al primero nos costó mucho porque era más contundente y casi no cabía por el hueco de salida. Cuando yo bajé llevaba la mascarilla mal colocada y casi me quedo también allá, empecé a marearme", narra Forcelledo. "Pensé que el segundo estaba muerto porque lo vimos caer a plomo en el suelo desde arriba, pero aún así bajé y al agitarlo dio un añíu que me llenó de esperanza", relata. Para cuando llegaron los bomberos del parque de Piloña, los dos intoxicados estaban en el exterior del depósito de agua, en posición lateral de seguridad. "Los servicios de emergencia llegaron muy rápido y en nada de tiempo ya estaban dando oxígeno y atendiendo a los afectados, que fueron trasladados inmediatamente al hospital", apuntaron los residentes en Samalea, que tardarán tiempo en olvidar el accidente laboral.

Compartir el artículo

stats