Con mucha gente y muy poco fruto seco. Así se saldó ayer el 37.º Certamen de la castaña y productos de la huerta que el Ayuntamiento de Parres organizó en Arriondas. Las escasas dos toneladas de producto que los recolectores pusieron a la venta prácticamente se agotaron al final de la mañana en la plaza Venancio Pando. El kilo se vendió a cuatro euros, lo que supone un incremento en el precio de un euro con respecto al año anterior. La variedad valduna, la más demandada, alcanzó los cinco euros.

En el podio no hubo sorpresas y el primer premio de la castaña, valorado en 200 euros, volvió a recaer en la vecina de Huexes Hortensia González. "Estoy muy contenta, este galardón es un estímulo", aseguró la ganadora. González lamentó que la sequía que asoló los últimos meses a toda la región provocara un descenso de la cosecha de castañas, inferior al 50% en relación con otros años. "Hubo que escogerlas bien porque venían dañadas. Traje 300 kilos y si hubiera traído más los vendía todos. Hay buena demanda", dijo.

Como finalistas del certamen de la castaña quedaron M.ª de los Ángeles Recio, Mª Antonia Poladura, Rosa Rivera y M.ª Carmen Arduengo. El jurado premió además el postre casero -un brazo de gitana hecho con crema de castaña- de la gijonesa Susana Casar y el industrial de Casa Antón.

En la categoría de productos de la huerta se impuso la maliayesa Dolores Álvarez. "Lo que más demanda la gente son productos frescos como lechuga y tomates, pero con el tiempo tan loco que hace una no sabe nunca cómo va a venir la cosecha", explicó esta vecina de Candanal. Por detrás quedaron Rosario Peón, M.ª del Carmen Santos, Ángeles Suárez y Cristina Corral. Los mejores artesanos de la madera y las plantaciones más ecológicas también fueron ayer premiadas.

Uno de los momentos más emotivos del certamen fue el de la entrega de las distinciones a Pacita Martino Fernández y Ramón Cavielles Castillo, elegidos "Paisanos del año" 2017 de Parres. Pacita, vecina de Sotu Dueñes, se mostró "emocionada y agradecida" por el galardón.

Ramón, nacido en San Cosme pero residente desde hace más de medio siglo en Prunales, defendió a sus 90 años las bonanzas de la vida en el campo, donde disfruta de aficiones como la música.