Cuatrocientas cincuenta cabras y setenta ovejas tomaron parte ayer en Arenas de Cabrales en la tradicional feria de ganado menor del 20 de noviembre. El problema del lobo para el que todos los presentes pidieron soluciones urgentes copó los corrillos de los ganaderos.

El ganadero de Oceño (Peñamellera Alta) José Gómez Fernández, vendió las 31 cabras que llevó al certamen a una media de 80 euros cada una. "A corto plazo las cabras, debido a los ataques del lobo, van a pasar a ser una especie en extinción y su precio se va a disparar", advirtió.

Aseguró que el sector, desde hace varios años, vive "en una continua incertidumbre". Gómez Fernández recordaba ayer a Eduardo Díaz Herrero, el pastor de Tielve que perdió la vida en diciembre del año pasado en un desgraciado accidente. "Vivía para las cabras", dijo.

Ovidio González, tratante de Siero, se había hecho al mediodía con setenta cabras. "Los ataques del lobo han hecho que bajen los precios. La gente está reduciendo los rebaños. Para que te las coman prefieren tener menos y más controladas", indicó. Aventuró que en tres años, el ganado menor puede pasar a mejor vida. "En 2020 se acaban las subvenciones. El que se dedique al queso tendrá unas pocas cabras y ovejas en casa y no las subirá al monte, lo que traerá como consecuencia que Asturias arda entera, pues estos animales son las mejores desbrozadoras", resaltó. Los malos augurios solo los frenará, a su juicio, la inmediata eliminación de la fauna salvaje.

El premio al mejor lote de cabras se lo llevó Paco Simón, de Colosía (Peñamellera Baja). "Este año solo he tenido cuatro bajas pero el año pasado, en una noche, el lobo me mató a 14 animales. Cada animal tenía un valor de entre 200 y 300 euros. Así es muy difícil," se lamentó.