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Villamayor guarda un minuto de silencio por el bioquímico Rodríguez Villanueva

"Es un ejemplo a seguir", defienden los estudiantes del colegio piloñés, que repasan a través de un mural el extenso currículum del finado

Asistentes al acto de homenaje a Julio Rodríguez en el patio del colegio de Villamayor, ayer C. CORTE

Villamayor guardó ayer un minuto de silencio para recordar a uno de sus vecinos más ilustres, el bioquímico recientemente fallecido Julio Rodríguez Villanueva, pionero de la microbiología española. El acto tuvo lugar en el colegio público piloñés, donde medio centenar de estudiantes prepararon en tiempo récord un gran mural que repasa la biografía y logros de Rodríguez. La elección no fue casual: el centro lleva desde 1994 una placa con el nombre del eminente científico, quien muchos años antes había apoyado a los vecinos a la hora de reclamar unas instalaciones educativas para Villamayor.

Entre esos residentes figura el excontable de la fábrica de Chupa Chups Celestino Muñiz, que junto a padres y vecinos se sumó ayer al minuto de silencio convocado por la parroquia rural de Villamayor y el Ayuntamiento de Piloña. "Me acuerdo que para reclamar la apertura de un colegio en la zona nos plantamos en Madrid, en el Ministerio, y que el peso de Rodríguez, que por aquel entonces ya era rector de la Universidad de Salamanca, fue fundamental para equilibrar la balanza a nuestro favor", dijo.

El presidente de la parroquia rural, Andrés Rojo, también tuvo palabras de agradecimiento para el fallecido, "una persona ilustre que llevó el nombre de Villamayor con orgullo por todo el mundo". Rojo mandó un mensaje de apoyo a la familia del finado y recordó anécdotas como cuando en 1974 Rodríguez invitó a los vecinos a pasar un día por Salamanca para enseñarles de primera mano la Universidad en la que trabajaba.

En el encuentro participó el alcalde de Piloña, Iván Allende. Se da la circunstancia de que cuando en 1994 el científico visitó el colegio de Villamayor para descubrir la placa con su nombre, entre el alumnado se encontraba Allende, que por aquel entonces contaba con seis años de edad. "Me acuerdo de que se formó un gran revuelo", rememoró. "Es de agradecer su labor en defensa de la educación pública porque gracias a él yo pude estudiar cerca de casa", valoró.

El regidor piloñés puso en valor el esfuerzo del equipo docente que capitanea Alejandro Canteli para sacar adelante en poco tiempo el homenaje, donde niños como Carlos Zarabozo y Alba López fueron los principales protagonistas. Ellos se encargaron de depositar el ramo de flores donado por el Consistorio en el patio del colegio, frente a la placa del bioquímico, que nació en Villamayor en 1928.

De repasar públicamente los logros del fallecido se encargaron jóvenes como Álvaro Martínez, estudiante de sexto curso. "Tras estudiar la figura de Martínez llego a la conclusión de que era muy listo pero también de que trabajó muchísimo", indicó. En la presentación lo acompañaron compañeros como Alberto Zarabozo, de quinto curso. "Es un ejemplo a seguir para todos los niños", aseveró. Doctorado en la Universidad de Madrid y de Cambdridge, premio nacional de Investigación Científica, catedrático y director del Instituto de Microbiología Bioquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Salamanca... La lista de méritos de Rodríguez, que entre 1978 y 1979 presidió la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) era difícil de resumir.

Uno de los momentos más emocionantes de la jornada fue cuando se dio lectura a un escrito redactado en 1992 por el propio científico para la revista local en la que recordaba sus años de juventud en Villamayor. "En este tiempo uno ha corrido bastante mundo, sobre todo por Europa y América, aunque nada parecido a Villamayor. Lo afirmo y lo subrayo: no es fácil encontrar un paisaje como el que se divisa desde la carretera de Mones, Torín o de Valles", defendía. Los estudiantes de Villamayor evocaron los paseos que Rodríguez, hijo del boticario de la localidad.

El finado visitó por última vez el centro que lleva su nombre en el año 2006, coincidiendo son su estancia en Oviedo como miembro del jurado de los premios Princesa de Asturias.

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