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"La suerte hay que buscarla", dicen los premiados con la primitiva de Cabrales

Geli García, Ramón González y un hermano de éste ganaron 545.000 euros con una combinación que repiten desde hace 18 años y a la que seguirán jugando

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El Gordo de la Primitiva cae en Cabrales

¿Quién dijo que la lotería sólo tocaba una vez en la vida? El matrimonio formado por Geli García Gutiérrez y Ramón González Rojo, vecinos de la localidad cabraliega de Ortigueru, tiene un pacto con la diosa Fortuna. Un pacto que da muy buenos frutos. Junto a un hermano y un primo de él, Gonzalo González y Constantino Martínez -conocido popularmente como "Turuta"- son los agraciados con el segundo premio del sorteo de la primitiva que el pasado jueves dejó en sus cuentas corrientes medio millón de euros. Tardaron casi una semana en enterarse, tal y como publicó LA NUEVA ESPAÑA.

No se creían el premio. Y es que es la tercera vez que les toca la lotería. El primer premio del sorteo del Niño en 1990 les dio 15 millones de las antiguas pesetas. Un juego como la primitiva hizo que en el año 1970, cuando residían en Alemania, les tocasen 1.300 de los viejos marcos.

Un consejo: la suerte hay que buscarla, explican. "Llevamos jugando la misma combinación 18 años seguidos", dice Ramón González. Todo empezó con una peña de amigos formada por él y otras siete personas. "Quedamos solo tres. Mi hermano, mi primo y yo. El restó dejó de jugar", dice. Alguno estará ahora mismo lamentándolo. El boleto, sellado por su esposa, tiene también una bonita historia detrás. "Lo suelo hacer en Posada, en Benia de Onís o en Cangas de Onís. Depende", explica.

Cada número de la combinación ganadora tiene una explicación. "El 3 es el día que nací yo. El 9 es del día en que nació mi hombre. El 13 es el día que nos casamos. El 35 es el año que en nació mi marido, el 43 es el año en que nací yo y el 45 es el número favorito de mi esposo. Esa es la historia", dice Geli García.

"Cuando supe que éramos los agraciados me temblaban las piernas. No me lo podía creer", señaló García. El pasado lunes llegó hasta sus oídos que había tocado en Posada el segundo premio. "¿Y si somos los afortunados?", pensó. El boleto lo comprobó en Cangas de Onís dos días más tarde. "Bajé a renovar el carnet de identidad y pasé por la administración", cuenta. "Lo primero que hice fue comprobar el boleto que echo yo. Me habían tocado 66 euros y estaba ya muy contenta. Acto seguido le di el otro boleto. De la pantalla salían muchos dibujos", relata a LA NUEVA ESPAÑA entre risas.

La dueña de la administración canguesa, Eva Ordóñez, la invitó a pasar dentro de la oficina para evitar el revuelo que minutos después se iba a formar. "Me dijo que me tenía que dar una noticia. Las piernas me temblaban y empecé a llorar de alegría". No era para menos.

Inmediatamente cogió el teléfono para llamar a su marido. No lo cogió. "Nunca lleva el móvil encima", matiza. Acto seguido se dirigió al banco a entregar el boleto. "Llame también a mi cuñado y al primo de mi marido para darles la noticia". De vuelta a Ortigueru se desvió a Posada para comunicar a la dependienta de la administración donde selló el boleto que era ella la agraciada.

El teléfono del matrimonio echaba ayer literalmente humo. "Me llamaron hasta de Alemania para felicitarnos", señalaron. "No sé en qué lo vamos a gastar. Ya vendrá Montoro con las rebajas", señaló Ramón González con humor. Su mujer quiere ir de viaje y darse un pequeño capricho. "Me haría mucha ilusión tener un Mercedes pequeñín, no de los grandes", confiesa. En la mano sostiene un nuevo boleto de la primitiva con la misma combinación que les dio medio millón de euros. Igual que la que selló hace una semana. "Seguiré jugando a ese número hasta que me muera", sentencia González.

Ambos tienen ahora sus miras puestas en el sorteo de Navidad. "Jugamos algún que otro décimo, sí. Con la racha que llevamos no descartamos que nos toque el Gordo", dice la afortunada pareja.

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