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Los preparativos de la triple celebración del año próximo

Covadonga quiere otro "árbol real"

Cangas anhela que la Princesa de Asturias acuda en 2018 al santuario y plante un castaño o un roble, como hizo su tatarabuelo Alfonso XIII en 1918, cuando se creó el parque nacional

El rey Alfonso XIII, auxiliado por Marceliano Fernández Vallina, planta el castaño en Covadonga, el 8 de septiembre de 1918. CEDIDA POR LA ASOCIACIÓN CULTURAL ABAMIA

El alcalde y el jardinero comparten el mismo sueño: que la Princesa de Asturias acuda en 2018 a Covadonga. Y si de paso planta un árbol, mejor que mejor. ¿Por qué lo de la plantación, en la que insisten el regidor cangués, José Manuel González Castro, y el empleado del santuario José Manuel Galán Serrano? Porque Leonor de Borbón repetiría así lo que hizo cien años atrás su tatarabuelo, el rey Alfonso XIII. Sustituir el árbol caído del rey por savia nueva. Y cerrar el círculo justo cuando se conmemore el centenario de la solemne coronación canónica de la Santina, el centenario de la creación del parque nacional de la Montaña de Covadonga y el decimotercer centenario de la creación del reino de Asturias. La triple celebración de 2018 para la que los cangueses quieren poner al santuario de punta en blanco.

La historia fue como sigue: Domingo, 8 de septiembre de 1918. Día de la Santina, fiesta mayor. Una muchedumbre se arremolina bajo la explanada del hotel Pelayo, en Covadonga. Observan un acto de "especial solemnidad por la hermosura del sitio", como luego contarían los cronistas. Los reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battemberg, presiden la gala, que celebra la creación del primer parque nacional de España, el de la Montaña de Covadonga.

No hacían falta artificios: solo se colocó en el prado un tablado cubierto de alfombra, con dos sillones para los reyes. Y al frente, un plantón y un pequeño hoyo abierto en el suelo. El guarda de montes Marceliano Fernández Vallina, más conocido por el apodo familiar, "Carrandi", natural de Teleña (Cangas de Onís) y persona de confianza de Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa e impulsor de los parques nacionales españoles, ayuda al rey a introducir el plantón en el agujero. Intervienen a continuación Pedro Pidal, el ingeniero de montes Andrés Avelino Armenteras y el ministro de Fomento, Francisco Cambó, tras cuyo discurso se cerró "tan hermosa fiesta de cultura con entusiastas vítores a las reales personas y a los oradores", según relató un cronista de la revista "Montes".

Pero, ¿qué fue de aquel árbol? Feneció. José Luis Galán, a quien algunos escolanos de Covadonga llaman con cariño "El Chapuzas" y "El Jardineru", asegura que era "una castañar", un castaño, aunque algunas fotografías de aquella memorable jornadas parecen indicar que era un carbayu, un roble. Casi da igual: fuera el que fuera, murió hace años.

Galán, que lleva 42 años como "chico para todo" en el santuario de Covadonga, está "absolutamente seguro" de que aquel árbol era el castaño que se secó tras desnudarlo un invierno. Y que permaneció durante muchos años erguido, pero sin vida, frente a la puerta de entrada del Parque del Príncipe. El que resistió en pie hasta que una tormenta derribo el roble situado a escasos metros de distancia (el otro candidato a "árbol real". De ambos solo quedaron dos "tucos", que aún pueden verse. "Sería genial que viniera la Princesa y plantara otro árbol", exclama el jardinero. Exactamente la misma frase que pronuncia el alcalde. Y el mismo anhelo de muchos asturianos.

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