Dos cabras y tres cabritas, las mejores de toda la feria de Santa Lucía, para su nieta Ainhoa García, la cual padece la enfermedad de síndrome de Rett. Ese el "regalo" que el ganadero de Gozón José Manuel Vega, propietario de una explotación dedicada a la crianza de vacas y toros de concurso y bueyes de arrastre, se llevó ayer de Posada de Llanes para la niña de sus ojos. Serán su regalo de Navidad. La terapia con animales es, según varios estudios, beneficiosa para sobrellevar este tipo de enfermedades raras.

El síndrome de Rett afecta tan sólo a una de cada 12.000 niñas provocando alteraciones y disfunciones en la adquisición del lenguaje y en la coordinación motriz debido a una mutación en el cromosoma X. El ganadero cerró el trato en el prau de la Rectoral de Posada con Óscar Gutiérrez Corral, de Mier, Peñamellera Alta. "Es la primera vez que vengo a esta feria y para mí ha sido una sorpresa muy grata", dijo Vega, quien subrayó el buen ambiente reinante. "Para mí es un ilusión muy grande poder llevar a mi nieta los mejores animales de la feria", añadió. Ni comprador ni vendedor precisaron el precio exacto del trato. El ganadero de Mier acudió a la localidad llanisca con 18 cabras del país. "Se está vendiendo menos que en Sellañu", dijo en relación al certamen pongueto celebrado hace tan solo unas jornadas. "Los precios, por los ataques del lobo, están a la baja, pues todos se quieren deshacer de los animales", indicó Gutiérrez Corral.

En total la tradicional feria de San Lucía de Posada reunió alrededor de 300 cabezas entre cabras, ovejas y cabritos, y ocho vacas. Héctor Cuesta, de la localidad llanisca de El Mazucu, había vendido a media mañana siete cabras del país de las catorce con las que acudió a Posada. Las igüedas (de uno a dos años), se vendieron a una media de 80 euros, y las cabras de carne a 40. "Se está vendiendo poco", manifestó el ganadero llanisco. El lobo, también estaba en su pensamiento. "Soy ganadero y tengo todo tipo de ganado. A cuenta de los ataques han bajado mucho los precios".

La presencia testimonial de vacas en la feria de Posada se pudo ver en el recinto ferial cubierto. Seis de las ocho reses que había eran propiedad de Rosendo Noriega, de Lledías. Los animales que llevó al certamen fueron cuatro vacas de la raza parda de la montaña, conocidas como suizas, y dos cruzadas.

"Vine porque barruntaba que no iba a venir nadie con vacas y es una pena perder estas tradiciones", señaló. Al poco de empezar la feria negoció con un tratante la venta de dos de ellas. Finalmente no cerró el trato. "Ya casi nadie compra en las ferias. La gente compra en las cuadras", dijo Noriega.