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Los carniceros claman por la reapertura del matadero comarcal: "Es rentable"

El sector acude a Gijón o a las Cuencas para matar las reses desde hace un mes, tras el cierre de Margolles, lo que supone más gasto en transporte

José Ignacio Carús, de Ribadesella. C. MURUZÁBAL

"Desde que cerró el matadero comarcal nosotros vamos a Gijón", señala Antonio Martínez Cuenco, carnicero de Posada de Llanes. Asegura que echará en falta la cercanía del mismo. "Estaba muy bien. Pensamos que se debió arreglar la situación antes que cerrarlo", indica. La clausura de esta instalación supondrá para Martínez "el doble de coste en lo relativo al transporte". Es partidario de reabrirlo. "Creo que va a suponer una pérdida de calidad. Habrá gente que no mate animales criados aquí para consumir por no ir a otro matadero y comprará directamente la carne despiezada", señaló.

Su opinión es, en líneas generales, la del resto de carniceros de la comarca oriental, que han visto cómo el cierre del matadero de Margolles (Cangas de Onís) a finales de noviembre les ha supuesto más de un quebradero de cabeza. El gestor fue desalojado por la Mancomunidad y ahora está en pleitos por considerar que la decisión fue irregular. Además, un grupo de trabajadores apuesta por reabrir la instalación al considerarla rentable y necesaria. Mientras se arregla la situación, las carnicerías acusan la falta del servicio.

Isaac Martínez Huerta, de Cangas de Onís, resume la situación: "Nos tenemos que buscar la vida". Y explica: "Nos hemos tenido que adaptar a otro sistema nuevo, pero no es lo mismo que la comodidad de tenerlo aquí al lado". En su caso, mata en Langreo y Mieres. "Nunca deberían haberlo dejado cerrarlo. Si se vuelve abrir, tardarán también años". Asegura que el matadero era rentable.

El último mes sin servicio ha sido para el también cangués Julio Niembro, "muy complicado". Ahora sacrifican a los animales en Gijón. "Nosotros no solemos utilizar el transporte del matadero y recogemos la carne porque nos gusta prepararla a nuestra manera. Eso implica un mayor gasto de tiempo entre ir, volver y prepararla. Aquí lo teníamos al lado", dice. El gasto en gasoil ha subido. También opina que el matadero de Margolles "nunca se debería haber cerrado. Yo creo que era un servicio rentable", dijo.

El carnicero de Arriondas Javier Gutiérrez Cuadriello también acude a Gijón desde hace un mes. En costes de desplazamiento gastan más. Cree que la instalación se debería reabrir, pero tiene pocas esperanzas: "Era rentable para el Oriente".

Para María José San Miguel, carnicera en Colunga, el último mes sin el servicio no le está yendo mal, ya que está "contenta" con el servicio que le dan en Gijón, pero el desplazamiento y el reparto ha aumentado sus costes y considera que el matadero de Margolles debería reabrirse: "Muchas carnicerías lo requieren, pero tengo poca esperanza".

"Arreglándonos como podemos", resume José Ignacio Carús, de Ribadesella, sobre cómo sacrifica. "Se empeñan en cerrar todos los mataderos del Oriente, yo ya maté en cinco". Carús va ahora a Mieres, con la consiguiente subida de los costes. Él tiene esperanza en que reabra, ya que "hay demanda suficiente".

También pide su reapertura Ángel González, de Cangas de Onís. "Veo difícil que se vuelva a abrir, pero no hay nada imposible" Para él, el cierre fue "un trastorno grande" porque ir a Gijón le ha supuesto un "encarecimiento de los costes". Cree que la demanda que hay en la comarca "da de sobra para que el matadero sea rentable".

Federico Inguanzo, de una carnicería en Nueva de Llanes, ya se "temía" lo que iba a ocurrir y por eso empezó a matar en Gijón un mes antes del cierre, a pesar del gasto que eso supone para él. "Bien gestionado sería rentable porque hay mucho público", opina.

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