El trabajo, la unión, el empeño y la ilusión de un grupo de vecinos no tiene límites. En la parroquia de Nocéu, en Ribadesella, lo saben muy bien. Ayer pusieron la penúltima piedra en el proceso para recuperar la totalidad de las pinturas murales de la iglesia de San Salvador de Moru, datadas en los siglos XV y XVI, con la puesta de largo de la octava y penúltima fase de la restauración, consistente en la recuperación del testero. "Estamos a un paso de la meta. La gente de la parroquia lleva ochenta años esperando a ver la iglesia restaurada", dijo la presidenta de la Asociación Cultural Iglesia de Moru, Ana Fernández. El templo fue quemado durante la Guerra Civil. La restauración del testero ha dejado al descubierto la escena del traslado de un cadáver con un grupo de personas que le salen al paso bajo un arco, un escudo con cinco llagas y un remate en forma de concha.

El acto contó con la presencia de la directora general de Patrimonio de la Consejería de Educación y Cultura, Otilia Requejo. "Uniendo voluntades se pueden hacer muchas cosas. La asociación ha demostrado una ilusión y un entusiasmo dignos de resaltar", señaló. "Es un día muy importante", dijo la directora del equipo de restauración del templo, Natalia Díaz- Ordóñez. "Nos queda una fase grande, pero hay que celebrar lo logrado hasta ahora. Ha sido como el milagro de los panes y los peces, pues se ha hecho con muy pocos medios y mucho apoyo", añadió.

Recordaba ayer cuando visitó la iglesia por primera vez. "La nave estaba sin techo y crecía vegetación por todas partes. Las pinturas tienen una problemática especial, pues los morteros están hechos con mucha arena de playa. Sin la cubierta esto ha sido como una especie de cueva y la cal se ha ido depositando en la superficie de las pinturas", dijo.

Candi Bermejo, Cristina Hidalgo y María Menéndez completan el equipo de restauradoras que han trabajado en la recuperación del testero. Las cuatro piensan ya en la última fase de la restauración. "Queda mucho trabajo pero con la esperanza de saber que todas las pinturas se conservan íntegramente bajo esas capas de musgos y de cales", manifestaron. La restauración de la bóveda, que los vecinos quieren acometer el próximo año, lucirá un Pantocrátor junto a los cuatro evangelistas y un cielo nocturno.

El vecino de la parroquia de Moru José Manuel Rosete estaba ayer exultante. "Vi esta iglesia llena de burros y en estado de abandono total. Siento alegría y emoción de ver lo que se ha hecho aquí", dijo. Miguel Ángel Somoano hizo hincapié en la unión vecinal para sacar adelante un proyecto que hace diez años era tan solo un sueño.

"Es como una pequeña Capilla Sixtina. En estas pinturas está plasmada la vida y la fe de un pueblo", dijo el abad de Covadonga, Adolfo Mariño, encargado de oficiar la misa, acto central de la celebración. Mari Luz Cristóbal Caunedo, Joaquín Valdeón, Xaime Menéndez y Llorián García Flórez, entre otros, interpretaron la misa de gaita.