"Si están todos de acuerdo, deberían poner la mejillonera en Colunga". La alcaldesa de Caravia, Salomé Samartino, expresó su malestar por la reunión que mantuvieron el pasado jueves representantes del Ayuntamiento de Colunga y de la Cofradía de Pescadores de Lastres con el consejero de Medio Ambiente del Principado, Fernando Lastra, en la que el consejero se comprometió a pedir a la empresa Mar Abierto los informes ambientales que establece la ley para la instalación de la planta de cultivo de moluscos bivalvos y no otros requisitos adicionales, como la sociedad había denunciado que estaba ocurriendo.

La Alcaldesa de Caravia lamenta que nadie se haya puesto en contacto con ella para hablar de este proyecto, pero sí lo hayan hecho con el consistorio colungués, concejo en el que finalmente no se va a construir la mejillonera pero en el que el proyecto contemplaba "una localización posible". En su lugar, la empresa se decidió por colocarla en Caravia, concretamente entre las playas de La Espasa y el Arenal de Morís. Para Samartino, esta localización no tiene "ningún sentido" porque Caravia "es el único sitio que no tiene cofradía de pescadores" y entiende que "no genera beneficios" para el municipio.

La regidora considera también que es un "peligro" para el principal motor económico del concejo, el turismo, porque generará "un gran impacto visual" y cree que "el Cantábrico no es una batea". Además, cree que no es seguro, ya que no tiene garantías de que "en un golpe de mar no vaya a pasar algo" que derive en problemas para los arenales y los acantilados. Samartino reitera que "todas las cofradías de pescadores se posicionaron en contra" de la mejillonera en su momento, excepto la de Lastres, que tiene una participación del 25% en la sociedad.

Ahora, la regidora exige "que se realice un estudio de impacto ambiental riguroso", ya que su principal temor es que el efecto de la mejillonera lo acaben pagando las costas caravienses.

La Coordinadora Ecoloxista d'Asturies también se muestra en contra de la mejillonera. Su portavoz, Fructuoso Pontigo, califica el proyecto de "muy cuestionable" porque cree que "no ofrece garantías". Apunta también que esta iniciativa podría ser perjudicial para los pescadores de bajura. "Los mejillones colonizan las piedras y, por eso, allí donde hay mejillones la población de percebes se ve mermada, y a nivel económico no se pueden comparar uno con otro", explica.