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Solidaridad de Colunga para Burundi

"Lo que te cuenten no es suficiente, hay que ir para saber lo que es aquello", dicen los impulsores de una ONG que ayuda a un orfanato en el que viven ochenta niños

María Jesús Pin y Javier López, con los niños de Burundi. REP. C. MURUZÁBAL

"Fuimos a un orfanato en Burundi y al ver a los niños así decidimos que no podíamos dejarlos, que había que hacer algo". Javier López, vecino de la localidad colunguesa de Güerres, viajó en 2014 junto a su mujer y otra pareja gallega a Burundi, uno de los cinco países más pobres del mundo, donde visitaron un orfanato. Lo que vieron allí realmente les dejó impresionados y decidieron que querían ayudar a aquellos niños. Así nació su ONG: "Axuda Burundi".

El orfanato sirve de hogar para 80 niños, algunos de los cuales son huérfanos y otros vienen de familias que directamente no pueden hacerse cargo de ellos. De su cuidado se encarga un cura con ayuda de voluntarios, con las dificultades que eso presenta. Por ejemplo, durante las noches los pequeños duermen sin ninguna compañía. Por eso, López se sintió conmovido con su situación. "Tanto yo como la otra pareja, sin ponernos de acuerdo, le dimos dinero al cura porque estábamos conmovidos con lo que estábamos viendo", cuenta López. Sin embargo, después de hablarlo más tranquilamente, llegaron a la conclusión de que "aquello no era suficiente" y así decidieron constituir su ONG.

"Hay que ir para saber realmente cómo está aquello, que te lo cuenten no es suficiente", reflexiona López. A las enfermedades, como la malaria, y la desnutrición se unen los problemas de crecimiento y los parásitos que afectan a los pequeños debido a la mala higiene y a las pobres condiciones alimenticias. Por eso, los productos alimenticios y las medicinas son los bienes más cotizados. Y los niños saben agradecer la ayuda que les prestan.

"Al principio nos tenían miedo, allí tienen miedo a los blancos. De hecho, los mayores nos llevaron a la habitación de los pequeños, que estaban durmiendo la siesta, para despertarlos y asustarlos con nosotros", recuerda López entre risas. Pero, eso sí, cuando los visitantes empezaron a repartir piruletas y caramelos, "todos estaban muy contentos y compartían todo".

Ahora, con su ONG, financiada íntegramente con lo que pueden aportar sus miembros y las donaciones de algunos amigos que quieren colaborar, aspiran a paliar algunas de las carencias que viven los niños. De hecho, tienen un reto ambicioso e importante para este año: enviar un contenedor lleno de todos los productos que más se necesitan en el orfanato y con los que podrían hacerle la vida más fácil a esos pequeños. No es sencillo, ya que en el país se producen saqueos, pero creen haber conseguido una ruta segura. Así, lo más necesario son productos como la leche infantil, material de construcción para mejorar los precarios edificios de adobo, la ropa, productos de aseo y medicinas como el ibuprofeno infantil. Todo productos básicos pero que pueden marcar una diferencia muy importante en la vida de los niños de ese orfanato.

"Es muy caro, el presupuesto estimado solo del envío es de 15.650 euros; por eso las donaciones son tan importantes para nosotros", explica Javier López. Además, con todos esos productos, desde la ONG les envían un regalo extra: el propio contenedor en el que van todos los productos. "Para ellos, el contenedor es un edificio. Teniendo en cuenta cómo son las construcciones allí, es mejor que muchos de los lugares en los que están habitualmente", cuenta López.

Para él, es una "satisfacción" ayudar a estos niños, a la vez que le gustaría "poder hacer más para hacerles la vida más fácil".

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