La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El hijo de una residente en la Faustino Sobrino denuncia su mal estado por la falta de cuidados

"Temo por la vida de mi madre", asegura Lázaro Pendás, mientras el gerente de la residencia niega la supuesta mala praxis

Lázaro Pendás Granda, a las puertas de la residencia Faustino Sobrino. EMILIO G. CEA

El disgusto y la indignación por el mal funcionamiento de la residencia Faustino Sobrino han llevado a Lázaro Pendás Granda, cuya madre reside en el establecimiento, a denunciar lo que él entiende como mala praxis, a raíz de un grave problema de salud de su madre. Asegura que los deficientes cuidados dados a su madre por parte de la enfermera en relación a una escara han agravado su delicada salud. La mujer tiene 85 años e ingresó en la Faustino Sobrino el pasado mes de septiembre con un avanzado Párkinson. El gerente de la residencia, Daniel Marcilla, negó ayer mala praxis por parte de la sanitaria. Lázaro Pendás avanza que denunciará a la enfermera por lo ocurrido y no descarta hacer lo propio con la residencia.

Un mes después de regresar su madre de un ingreso en el hospital de Arriondas asegura que la enfermera le comunicó que tenía una pequeña escara en la pierna izquierda. "Hace una semana noté que mi madre desprendía mal olor. Una auxiliar me dijo que era por la herida", explica. El domingo el estado de salud de su madre empeoró y le subió la fiebre por la infección. El día 1 fue trasladada al hospital de Arriondas. Señala que el médico que la vio se asustó al ver la úlcera. "Me dijo que era para meterla en el quirófano, pero que no lo podía hacer porque su corazón no lo resistiría", apuntó. Pendás se quejó el pasado martes por la deficiente cura de la escara que le causó la infección a su progenitora. "Me recibió una trabajadora, pues el gerente está de vacaciones. La enfermera me dijo que estaba siendo curada diariamente y que yo estaba informado de ello, cosa que es falsa. Además, el servicio de enfermería solo funciona de lunes a viernes, de 08.00 a 16.00 horas, no funciona ni fines de semanas ni festivos", manifiesta. "Temo por la vida de mi madre. En Arriondas me dijeron que es posible que no supere la herida".

Según Lázaro Pendás, la herida requería más curas de las recibidas. "En Arriondas me dijeron que debían ser cada 12 horas o cada 24 como mínimo". Lamenta también otro episodio que tuvo lugar hace unas fechas, cuando al mediodía su madre pidió ir al servicio. "Se lo dije a la auxiliar, pues tienen que llevarla al baño del piso de abajo, que tiene grúa, y me dijo que estaba recién limpio y que esperase hasta después de comer", cuenta. Manifiesta, asimismo, que de la habitación de su madre han desparecido ropa y camisones que adquirió para ella en septiembre, y una manta. "Pagamos 1.260 euros al mes por una habitación compartida y el armario está roto. Hace unos días eran las 10.40 y aún no había desayunado. El gerente dijo que iba a hacer reformas, pero el servicio no ha mejorado", expone.

El gerente, Daniel Marcilla, aseguró ayer que el tratamiento aplicado a la mujer estaba consensuado con los médicos y las enfermeras del centro de salud de Llanes. "Tenemos la ventaja de que el centro de salud está junto a la residencia, por lo que tenemos a un médico al lado las 24 horas. No ha existido mala praxis", dijo. Negó que se haya reducido la plantilla de trabajadores desde que tomase las riendas de la residencia. Dice que hay 43 profesionales trabajando para 73 residentes. Sobre la ropa, señaló que el problema surgió al ponérsela sin solicitar previamente el hijo a las auxiliares que la marcasen para saber que era suya. "Yo no pongo la mano en el fuego por nadie. Solo pretendo que la residencia alcance resultados de excelencia. Los ratios que tenemos de personal sobrepasan con creces lo que marca el Principado. Puede que cometamos errores, pero en este caso no hubo mala praxis".

Compartir el artículo

stats