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Mónica Balmori: "Todos en Llanes tenemos parientes que se fueron a la tejera"

La monitora enseña a los niños la jerga de la xíriga, "de la que usan palabras a diario"

Pablo Berciano muestra orgulloso su teja. CRISTINA MURUZÁBAL

"Yo sé algunas palabras en xíriga, como velardas, que significa orejas". Ana Palacios tiene sólo diez años y estuvo presente ayer en el taller sobre la xíriga que se impartió en la Casa de Cultura de Llanes, pero ya sabía de la existencia de esta peculiar jerga y conoce la historia de quiénes la hablaban, los tejeros llaniscos que se veían obligados a abandonar sus casas durante varios meses del año para ir a otros puntos del país a fabricar tejas para un patrón a cambio de un pequeño sueldo con el que mantener a su familia.

No es casualidad que esta joven llanisca sepa de los tejeros y su jerga. "Todos en Llanes tenemos a algún pariente que marchó a la tejera", destaca Mónica Balmori, la encargada de impartir el taller. De hecho, cree que en Llanes la tradición de los tejeros está muy interiorizada, ya que la mayoría de la población "usa palabras en xíriga a diario, incluso aunque no se dé cuenta". Por eso, Balmori considera que es muy importante que la existencia de la xíriga y la vida de los tejeros se enseñe a los más pequeños, ya que "es una forma de guardar las tradiciones y demostrar que tenemos arraigo a lo nuestro".

Para Pablo Berciano este taller es especial. "Mi abuelo era tejero", dice con orgullo. Para otros, como Nicolás Alonso, aprender xíriga puede ser una oportunidad. "Así puedo hablar de mis primos sin que se enteren de lo que digo", bromea el pequeño con cierta picardía.

También había algunos niños ayer en la casa de cultura llanisca que nunca habían oído hablar de la xíriga y estaban bastante impresionados con todo lo que estaban aprendiendo. Este es el caso de Maider Vidal, una pequeña vasca de ocho años que está pasando unos días con sus padres en el concejo y que opina que el idioma de los tejeros "es más difícil que el euskera".

Durante el taller, mientras ellos mismo preparaban unas tejas de barro con alguna que otra dificultad, recibieron la visita de José Díaz, quien fue tejero durante cuatro años en Castilla y León y Cantabria.

"Me parece muy interesante que los críos sepan de dónde viene esta lengua, al final es parte de su cultura", opina Díaz.

Todos los niños allí aprendieron nuevas palabras en xíriga y conocieron un poco más a los tejeros y su vida, además de disfrutar del taller, haciendo gala de la curiosidad que caracteriza a los más pequeños en todo lo que hacen.

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