El proyecto de la empresa Mar Abierto para construir una planta de cría de mejillón frente a las costas de Caravia enfrenta al Ayuntamiento caraviense y al consistorio y pescadores riosellanos con los pescadores llastrinos. Por una parte, las regidoras de Caravia y Ribadesella, Salomé Samartino y Charo Fernández Román, y los pescadores de este último concejo se muestran totalmente en contra del proyecto porque consideran que no va a reportarles ningún beneficio, sino que más bien va a ser todo lo contrario, ya que creen que les va a quitar espacio de pesca a todos aquellos que viven del mar y además puede llegar a generar problemas ambientales en sus playas y cambiar los acantilados de su área de influencia por el carácter colonizador del mejillón.

En el otro extremo se sitúa la Cofradía de Pescadores de Lastres, que cuenta con una participación del 25% en la sociedad y que aboga por los beneficios que esta planta va a traer al Oriente, entre los que destacan la creación de puestos de trabajo directos e indirectos.

Ésta no es la primera vez que el proyecto de la mejillonera genera polémica en el Principado. Ya en 2016, antes de intentarlo en las costas caravienses, la empresa Mar Abierto quiso instalar la planta en la costa de Luarca, pero la mayoría de los pescadores del concejo de Valdés y del resto del litoral salieron a la calle para rechazar el proyecto preocupados, entre otras cuestiones, de que el mejillón pudiera acabar con las existencias de percebes. Ya en aquella ocasión, la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, a la que Lastres no está vinculada, expresó su rechazo a la mejillonera, como también hizo la Coordinadora Ecoloxista D'Asturies. Quien sí que se pronunció a favor de la mejillonera de Luarca en su momento fue el director general de Pesca Marítima, Alberto Vizcaíno.