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Covadonga limpia sus emblemáticos leones por primera vez en más de diez años

Las estatuas, de finales del XIX y de mármol de Carrara, que Betanzos quiso comprar, no se habían tocado desde 2004

Un operario adecenta las placas del santuario de Covadonga. C. CORTE

Limpios y relucientes. Así recibieron ayer los dos leones de Covadonga a quienes se acercaron a visitar el real sitio. Tras más de una década sometidos a las inclemencias del tiempo, las figuras hechas en mármol de Carrara y fijas en las fotos de los peregrinos presentaban un color negruzco y un aspecto descuidado. El santuario, en su afán por mostrar su mejor cara en la triple celebración de este año -coinciden el primer centenario de la coronación canónica de la Santina, el primer centenario del parque de la montaña de Covadonga (ampliado en 1995 a todos los Picos de Europa) y el decimotercer centenario de la creación del Reino de Asturias- contrató a unos especialistas que devolvieron su blanco original a las esculturas.

Según explicó el abad de Covadonga, el avilesino Adolfo Mariño, los profesionales utilizaron agua y un tratamiento con productos específicos para garantizar la conservación de los leones, dos de los iconos más fotografiados del Real Sitio. La última vez que se tiene constancia de unos trabajos similares de mantenimiento se remonta a 2004, siendo abad Florentino Hoyos, actual párroco de Santa María de Llanes.

Los leones de Covadonga flanquean la entrada del santuario desde los años sesenta del pasado siglo. Su origen hay que buscarlo en un viaje que el gallego Juan García Naviera realizó a Roma en 1899. Nacido en Betanzos (La Coruña), emigró a Argentina en busca de fortuna y tuvo éxito. Al regresar a su tierra, en 1893, comenzó la construcción de un parque temático conocido como "El Pasatiempo". En uno de sus viajes por Europa, García vio en Roma un monumento funerario que representaba la tumba del Papa Clemente XIII, una obra realizada por el italiano Antonio Cánova. El mausoleo llamó su atención por la presencia de dos esculturas en forma de leones que flanqueaban la tumba. Entonces encargó a un escultor italiano unas réplicas para ponerlas en la entrada de "El Pasatiempo". Tras su muerte de García y una vez finalizada la guerra civil española, el parque cayó en un estado de abandono.

Por aquel entonces en Covadonga se estaba trabajando en la reconstrucción de la santa cueva. Los leones fueron comprados a los parientes de García por 500.000 pesetas e instalados con ayuda de una grúa en la explanada bajo la morada de la Santina.

El alcalde de Betanzos, Ramón García, reclamó en 2016 la vuelta de las figuras a "El Pasatiempo", pero el Arzobispado de Asturias no estuvo dispuesto a negociar la venta de unos leones que forman parte ya del entorno natural del santuario.

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