Los disfraces, el buen humor y las ganas de divertirse tomaron ayer las calles de Infiesto con motivo del Antroxu, que comenzó con un desfile, gracias a que la lluvia dio una tregua. Lo encabezó la asociación de padres y madres del colegio, convertidos en una granja. Los granjeros sobre sus tractores abrían el pasacalles, seguidos de un grupo de vacas. No les faltaba detalle, pues una de las madres, Estela López, hizo las veces de un simpático y conseguido espantapájaros. Otros optaron por ir de cerdos, conejos, ovejas o gallinas. Todos los disfraces los elaboraron las familias con gran éxito.

Fue un desfile muy animado, pues un grupo de pingüinos, con iglú incluido, también puso la nota simpática al Antroxu piloñés. Incluso estuvieron Blancanieves, la bruja y los enanitos (más de siete, eso sí) se animaron a participar en la fiesta. El Carnaval no entiende de edades porque había desde adultos a bebés. Valeria Zarabozo, con sólo dos meses, era la enanita más pequeña.

No faltaron los disfraces más clásicos, que tanto gustan a los más pequeños y que nunca fallan. Por ejemplo, María Espina y Olaya Sánchez estaban encantadas vestidas de princesas por un día. Aunque otras niñas, como Mara Vega, con nueve años, prefirió convertirse en la novia de Mickey Mouse y ser Minnie. Sus hermanos, los gemelos Luis y Pedro Vega, se pusieron el traje de Spiderman y Iron Man. La fiesta siguió en la plaza polivalente con mucha animación y merienda.