Una mezcla de sorpresa y emoción a partes iguales. Eso es lo que experimentaron catorce usuarios de la residencia Faustino Sobrino de Llanes que ayer participaron en un innovador taller de realidad virtual, pionero en la región en este tipo de centros. Al frente del mismo estaba el desarrollador tecnológico y social Javier Romera. La puesta en marcha de la actividad tuvo una gran acogida entre los residentes y el personal de la fundación llanisca.

"Es una experiencia virtual que ofrece emociones reales", dice Romera, quien lleva a cabo este tipo de cursos con niños y mayores por diferentes lugares de la geografía española. La experiencia arrancó con una puesta en común donde cada uno de los presentes expresó sus sentimientos y definieron lo que para ellos es la felicidad. Luego, los catorce internos de la residencia dibujaron con sus propias manos un autorretrato antes de ponerse las gafas y vivir una experiencia única.

El viaje comenzó por un recorrido a través de diferentes galerías y pinacotecas de todo el mundo y concluyó con varias imágenes de los participantes en el taller en diferentes momentos de su vida.

Eugenio Serrano de la Cruz Manzano fue el primero que se puso las gafas. "Es la primera vez que participo en algo así. Es algo diferente. Da la impresión de que estás en realidad en un museo", dijo. Dolores Sánchez Buergo, más conocida en el concejo de Llanes como "La Galana", fue una de las personas que más disfrutó con la primera parte de la actividad, en la que el arte fue el gran protagonista. La poetisa llanisca dio su visto bueno al taller. "Me ha gustado la experiencia, aunque soy más de poesía que de pintura", dijo entre risas.

La segunda parte de la actividad fue muy emocionante para muchos de los presentes. Ernestina Collado se reconoció en una imagen del bautizo de una de sus hijas. "Hay tiempos que ya no volverán, pero es bonito volver a revivirlos", confesó. Julita Sánchez Cabañas tomó parte en el taller junto a su marido, Ángel Villar. Enseguida se reconoció en una instantánea tomada cuando tenía 18 años luciendo un bañador en la playa y en otra del día de su boda. "Me lo he pasado bien. Me ha gustado la experiencia", aseguró.

"Todo lo que sea experimentar cosas diferentes me gusta. He tenido comercio durante toda la vida y lo nuevo me encanta", indicó María de los Ángeles Llerandi González nada más terminar la sesión.