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La llanisca que abre camino en el Ejército

Anita Sánchez Pandal, de Meré, es práctico militar en el Arsenal de - Ferrol y la única mujer que desempeña este puesto en España

Sánchez es la única mujer práctico militar de España. REP. C. MURUZÁBAL

"Ahora mismo no sabría dedicarme a otra cosa, es un trabajo muy bonito". Anita Sánchez Pandal, natural de la localidad llanisca de Meré, se considera una enamorada de su trabajo. Es práctico militar en el Arsenal de Ferrol y puede decir orgullosa que ahora mismo es la única mujer que desarrolla esta labor en España.

Cuando Sánchez Pandal decidió que su vida estaba en el Ejército, la noticia no era lo que esperaban en su casa. "Terminé el instituto en Llanes y todo el mundo estaba pensando en ir a la universidad. Así que, cuando, de repente, le dije a mi familia que me quería preparar para meterme en el Ejército fue un shock porque había muy pocas mujeres en las fuerzas armadas", cuenta. De hecho, califica esos momentos en su casa como "una locura". Sin embargo, pronto su entorno comprendió que eso era lo que realmente le hacía feliz y acabó recibiendo su apoyo. "Con los años, han ido viendo todo lo que estoy haciendo y ven que a mí me gusta", cuenta.

Y, desde luego, en estos años no ha parado. Cartagena, las islas Canarias y Ferrol son solo algunos de los destinos nacionales por los que ha pasado esta llanisca, quien también presume de conocer "medio mundo" gracias a las misiones en las que ha estado y a los 14 años que estuvo embarcada. Que el Ejército es lo suyo lo sabe desde incluso antes de entrar, pero el pasado año su vida laboral dio un giro inesperado. Dos compañeros le hablaron del puesto que quedaba libre en el Arsenal Militar de Ferrol como práctico militar y, a pesar de que nunca se había planteado que ese pudiera ser su futuro, decidió hacer las pruebas, convirtiéndose así en una de las dos únicas mujeres que ejercen como práctico en España y, lo que es ún más importante, la única militar en ese puesto.

El trabajo de práctico militar consiste en "asesorar a los comandantes o capitanes de barco cuando hacen su entrada o salida de un puerto determinado". Por eso, el práctico debe ser todo un experto en el puerto en el que está trabajando, y la coordinación y el trabajo en equipo con los capitanes de los barcos son fundamentales.

"Es un trabajo que así, de pronto, da miedo porque te subes a esos barcos tan grandes y ves aquel Arsenal que es tan pequeño que, de primeras, no sabía si iba a servir para esto", cuenta Sánchez Pandal.

Sin embargo, tras los seis meses de prácticas, su estreno como práctico fue la confirmación que necesitaba para saber que podía realizar el trabajo. "Mi estreno fue un domingo en el que todos los barcos habían salido a hacer unas maniobras y vinieron todos juntos, por lo que tuve siete maniobras el primer día", recuerda, divertida. De hecho, se subió en el primer barco a las cuatro de la tarde y no terminó la labor hasta pasadas las doce de la noche. Un primer día, sin duda, muy intenso.

Anita Sánchez Pandal lleva una carrera larga y satisfactoria en el Ejército. Un mundo en el que, a pesar de estar tradicionalmente ocupado por los hombres, ella reconoce que nunca se ha encontrado obstáculos. "Mi experiencia personal es que nunca he tenido ningún problema por ser mujer y hasta ahora he conseguido todo lo que me he propuesto", afirma. Casi siempre ha trabajado con hombres porque, como ella misma dice, son muy pocas las mujeres que hacen de esto su modo de vida. "Cuando entré en el Ejército solo había una chica que entró en el año 90 y en el año 92 entramos otras cuatro chavalas". Eso sí, el hecho de que fueran tan pocas cuando entró también tiene su parte buena porque "así es dificil no ser la primera en algo", bromea.

En un futuro cercano no se imagina dejando el Ejército, ni siquiera Ferrol, aunque sí que confiesa que el trabajo de práctico tiene fecha de caducidad por las "condiciones físicas" que hacen falta para desempeñarlo. Además, aunque ahora está más cerca de casa que nunca, le encantaría poder volver a Asturias algún día, una tierra que nunca ha dejado de visitar en estos años.

"En el futuro seguramente buscaré algo con menos riesgo y más tranquilo. Me encantaría venirme destinada a Asturias, por ejemplo, a la Comandancia de Gijón", dice. Un destino, Gijón, que para Sánchez Pandal sería como "la lotería" porque todo lo que sea estar en el Principado, aunque sea fuera de su Meré natal, es "como estar en casa".

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