"Creo que mi madre empezó a coleccionar muñecas porque de pequeña no pudo tenerlas". La riosellana María del Rosario Braña guarda un gran recuerdo de su madre, Consuelo Piñera, quien falleció el pasado 17 de septiembre. Un recuerdo que se materializa en las 116 muñecas que Piñera coleccionó a lo largo de su vida y que descansan en el salón de su casa del Tocote, una colección que su hija guarda y cuida con cariño.

Charo Braña recuerda a su madre como una mujer "seria y reservada" pero a la que le entusiasmaba bailar y a quien, en familia, le gustaban las bromas. "Una Nochevieja empezamos a preguntarnos que dónde estaba mi madre, porque no la veíamos, y de repente apareció disfrazada; nos hizo reír a todos", recuerda su hija con cariño. Consuelo Piñera gozaba de un sentido del humor que le ayudó en los momentos más difíciles de su vida. "Mi madre tuvo una vida dura. A los tres años quedó huérfana de madre y se vino a vivir a Ribadesella con una prima", cuenta Braña. Así, comenzó a trabajar con siete años yendo a vender pescado a Caravia y seguiría dedicándose a diferentes oficios hasta su jubilación. Durante su infancia, las únicas muñecas con las que pudo jugar Piñera "estaban hechas con calcetines por la mujer que la crió".

Por eso, ante el recuerdo de no haber podido tener muñecas durante su niñez, Piñera compró la primera a la edad de 51 años y a partir de ahí ya no paró. Una pasión en la que colaboraron sus hijos. "En cualquier fecha señalada, cuando había que hacer un regalo a mi madre, siempre eran muñecos", cuenta Braña. Con su colección era feliz. Hasta el punto de que en una de sus últimas Navidades, su hija Charo le regaló un muñeco que era la copia exacta de un bebé. La emoción de Piñera fue tal que incluso sacó a "Sergio", como bautizó al nuevo miembro de su colección, a la calle para mostrarlo orgullosa. "Era como una niña, llena de ilusión".

La gran ilusión de Consuelo Piñera era organizar una exposición conjunta con su hija en la que estuvieran presentes sus preciadas muñecas y las lámparas que Braña realiza a partir de los troncos de madera que recoge en la playa. Una ilusión que Braña hizo realidad, a modo de homenaje, durante el mes de febrero. Ahora, Charo Braña promete continuar con el legado de su madre y "aumentar la colección".