La devoción por San José inundó las calles de Posada la Vieya desde primera hora de la mañana de ayer, cuando aldeanas y porruanos se ataviaban con los trajes típicos preparados para disfrutar de su día grande con la vista puesta en el cielo, preocupados por las nubes que asomaban en el cielo.

La Banda de Gaites de Villaviciosa "El Gaitero" realizó un pasacalles por diferentes calles de la localidad como adelanto de lo que estaba por venir. Así, la música de las gaitas inundó Posada y los primeros curiosos empezaron a asomar por las calles, esperando por lo que estaba por llegar.

Tras el pasacalles, las gaitas llegaron a la pequeña capilla situada en el centro de Posada la Vieya, donde aldeanas y porruanos ya se estaban congregando para ir a buscar a San José a la iglesia parroquial. Desde allí, pasadas las 12 de la mañana, las gaitas abrían la comitiva una comitiva formada por decenas de personas.

Hasta tres ramos transportaban los mozos, que luego iban a ser ofrecidos al Santo. Los encargados de llevar el ramo infantil en procesión fueron Eros Gutiérrez, Lucas Somohano y los hermanos Iyán y Nel Díaz. Los otros dos ramos, los de los adultos los transportaban ocho jóvenes. El primero, José Manuel Fernández, Jesús Sustacha, Fernando Herrero y Francisco Sustacha. El segundo de ellos, Álvaro Gutiérrez, Sergio Llano, Carlos Villa y Guillermo de la Vega. Jesús Sustacha confesaba que éste es para él "el día más grande del año".

Tras ellos desfilaron decenas de mozas ataviadas con los trajes típicos de llanisca, que avanzaron tocando la pandereta y cantando para anunciar su paso a los espectadores. La mala suerte quiso que la lluvia hiciera acto de presencia cuando la comitiva se encontraba en el centro de la localidad, lo que obligó a cambiar los planes. En lugar de llevar a la imagen de San José hasta la Vega El Palaciu, donde estaba previsto que se oficiase la misa solemne en su honor, la celebración tuvo lugar en la iglesia parroquial.

Al finalizar el acto, todos se desplazaron hasta la carpa instalada en Posada la Vieya, donde se subastó el ramu y, a continuación, tuvo lugar un festival folklórico lleno de bailes típico, como la Jota de Cadavedo, el Xiringüelu de Naves o el Pericote de Llanes. Eva Herrero, que participó en cinco bailes, ya cuenta con muchos años de práctica. "Llevo bailando desde los nueve años, me encanta", dice. El que este año no puede bailar es Sergio Llano, el encargado de bailar el Xiringüelu durante los tres últimos años. "Este año no puedo porque tengo mal la rodilla, es una pena, pero es lo que hay", dice.

Tras la intensa mañana, por la tarde llegó el momento de los niños, que disfrutaron de varios juegos. La fiesta la cerraron con una gran verbena el "Grupo Tekila" y la "Orquesta Panorama".