La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Tito Bustillo fue el centro de reunión de la época", afirma Rodrigo de Balbín

El catedrático de Prehistoria considera que antes de afirmar que las pinturas están perdiendo brillo "hay que hacer estudios"

"Tito Bustillo fue el centro de reunión de la época", afirma Rodrigo de Balbín

"Descubrimos pinturas prehistóricas Ribadesella, lee Nueva España y Voz de Asturias, vuelvo lunes noche, un abrazo, Ruperto". Este es el telegrama con el que Ruperto Álvarez informó el 11 de abril de 1968 a su familia de que él, junto a otros nueve jóvenes, había encontrado la que hoy se conoce como cueva de Tito Bustillo, en honor a uno de sus descubridores, fallecido a las pocas semanas del hallazgo, y sus ya famosas pinturas rupestres. Hoy, 50 años después, los secretos de este monumento natural y cultural siguen siendo muchos, como bien asegura una de las personas que más ha trabajado a lo largo de este tiempo para desentrañarlos, el catedrático de Prehistoria Rodrigo de Balbín.

Para De Balbín, el momento en el que hace 50 años el grupo de jóvenes encontró la cueva y sus pinturas "marcó un momento nuevo para el estudio del arte paleolítico". "La de Tito Bustillo es una de las cinco cuevas más importantes del mundo", sentencia, seguro, el prehistoriador.

Desde que se conociera la existencia de este tesoro dejado por nuestros antepasados en Ribadesella, Rodrigo de Balbín ha sido el principal investigador de sus secretos. Quizá por eso, por ser realmente consciente del gran tesoro que se esconde en la cueva, no es capaz de elegir una de las pinturas que hay en ella. "A todo el mundo que llega le llama la atención el panel principal, pero a mí desde el principio me llamaron la atención todas. Yo disfruto con la composición y del sitio en sí", reflexiona. Además, considera que las visitas se pierden un placer único. "Una sensación que la gente no puede disfrutar es la de entrar a oscuras e iluminar solo las pinturas, así pueden verse los colores destacar en la oscuridad", cuenta De Balbín.

El día que los jóvenes del grupo "Torreblanca" y dos riosellanos encontraron las pinturas, pronto fueron conscientes de que habían dado con algo importante. Pero no solo las pinturas tienen un gran valor histórico, sino que la cueva en sí misma es un paraje digno de admirar y de reconocer. "Es una cueva muy grande que comunica con otras y en la época fue el centro de reunión de un grupo de población importante", explica el catedrático.

En cuanto a su conservación, Rodrigo de Balbín ha querido contestar a quienes aseguran que las pinturas están perdiendo brillo y considera que para afirmar algo así "hay que hacer averiguaciones y estudios. Las pinturas cambian en la observación a lo largo del año porque la presencia humana hace que se vean peor, yo no me atrevería a decir algo así sin pruebas", sentencia.

Lo que está claro es que en estos 50 años la sociedad ha ido conociendo poco a poco esta cueva de Tito Bustillo, pero quien más la ha investigado considera que "en una cueva así nunca se acaban de descubrir cosas". Por eso, De Balbín se alegra de que en Ribadesella "se defienda la cueva".

Compartir el artículo

stats