Una familia de Viboli, en Ponga, denuncia que el Ayuntamiento les quiere desahuciar de su casa, en la que residen en régimen de alquiler desde hace seis años. La vivienda se ubica en el edificio de la antigua escuela rural del pueblo pongueto, que tiene muy pocos habitantes fijos, la mayoría de avanzada edad. El equipo de gobierno pongueto (PSOE-PP) alega que el contrato de arrendamiento, firmado durante el mandato de Foro, ha expirado y que es imposible su renovación tras detectarse en el mismo ciertas irregularidades.

La familia denunciante -compuesta por una pareja dedicada a la ganadería y su hija de dos años- asegura que hace unos quince días recibió una notificación por parte del consistorio pongueto en la que se le anunciaba que el alquiler de la vivienda no sería renovado, "sin más explicaciones". Además, les emplazaban a abandonar su hogar antes del próximo 14 de mayo. Una situación que los afectados consideran "preocupante" y "surrealista". "Nos dicen que la vivienda se nos concedió por amiguismo con el anterior equipo de gobierno y que tenemos que dejarla. No sabemos a dónde ir y no nos dan alternativas, pese a que saben que nuestra hija tiene dificultades médicas y que no estamos pasando por un buen momento", se queja la pareja, compuesta por Lorenzo María Collado y Gisela Rivero. Las acusaciones de "amiguismo" hacen referencia a que Collado es hermano de un concejal de Foro Ponga, al que el PSOE desbancó en las últimas elecciones municipales pese a ser la lista más votada, gracias a un pacto con la única edil del PP.

El matrimonio afectado defiende su derecho a permanecer en la vivienda de Viboli con argumentos como que en estos seis años pagaron religiosamente la cuota de alquiler, que asciende a los 140 euros mensuales. "Cuando vinimos, la casa llevaba mucho tiempo cerrada y en estado lamentable. La alcaldesa que ahora nos quiere echar lleva desde 2015 en el gobierno y en ese tiempo sí nos renovó el contrato, no entendemos por qué ahora se niega", razona. "Aquí sólo hay nueve vecinos todo el año y el único coche que funciona es el nuestro, con el que les traemos medicinas. Ellos hasta se plantean una recogida de firmas para que no nos echen", concluye.